«A pesar de la interrupción del trabajo de lectores cobradores e inspectores debido a la Covid-19, desde inicios de 2020 hasta mediados de marzo se recuperaron ocho mil 178 megawatts-hora (mwh) relacionados con el robo de electricidad en el país», informó Jorge Armando Cepero Hernández, director general de la Unión Eléctrica (UNE).
A decir del directivo esta ilegalidad no solo se manifiesta en el sector residencial, sino que afecta también al área estatal.
Con más de cuatro millones de clientes, reconoció, la tarea de inspeccionar a los consumidores para identificar posibles robos es cada vez más compleja; sin embargo, la lectura acompañada ha sido una de las técnicas más efectivas para detectar las infracciones en esta esfera.
En 2019 estas infracciones tampoco quedaron impunes y la UNE impuso 17 mil multas, por la pérdida de 2,1 megawatts. Específicamente, en la capital, una de las provincias con mayores incidencias de esta naturaleza, durante el pasado año se impusieron dos mil 752 multas, y por concepto de recuperación de energía se pudieron rescatar 6,46 higawatts-hora (hwh), que antes no se contabilizaban.
Según Leisy Hernández González, directora comercial de la UNE en La Habana, las irregularidades son identificadas tanto en los procesos de medición como de facturación, pero sobresalen en este último.
Hasta el cierre de junio de 2020, los delitos sancionados en esta provincia ascendieron a mil 137, a partir de los cuales se recuperaron 3,5 hwh de energía.
Las alteraciones de las acometidas eléctricas para desviar la corriente antes de ser medida por el metrocontador, la utilización de imanes que detienen la lectura de este equipo, e incluso, el auxilio de otras técnicas más especializadas, son las inventivas que Cepero Hernández describió como las más frecuentes con el fin de consumir energía sin límites y evitar el pago.
«Cuando se hizo por primera vez la conversión de los metrocontadores analógicos a los electrónicos, estos últimos no tenían protección antimán, por lo que algunas personas se aprovechaban de eso y paraban la medición, pero ya los estamos cambiando por otros protegidos, que permiten advertir la ilegalidad», dijo.
Entre estos delitos se encuentran también las conexiones sin autorización a las redes eléctricas, tales como las llamadas tendederas, con frecuencia asociadas a las viviendas que se construyen ilegalmente, y de esa misma forma toman la energía de la red sin que medie contrato alguno.
«Actualmente, aunque constituyen una irregularidad, el objetivo de la Unión Eléctrica no es quitarles la electricidad a quienes la utilizan, sino hacerles conciencia en el pago de su consumo y, en lo posible, metrarlas», explicó Cepero Hernández.
«También se ha presentado como otra modalidad de robo eléctrico la manipulación de la relojería de los metrocontadores, en estos casos, se requiere de una habilidad técnica, propia de un especialista», agregó.
«Todos estos casos se agravan más si hay personas del sector implicadas, pues son las encargadas de velar porque eso no ocurra; si se corrompen, entonces todo el trabajo se vuelve aún más peliagudo», afirmó.
Ante la inadmisible participación de estas personas en esos hechos y la necesidad de poner mayores límites a estas nocivas conductas, la directora comercial de la UNE en la capital ejemplificó que en La Habana ya se prepara la documentación necesaria, de conjunto con la Fiscalía provincial, para aplicar sanciones, según el artículo 325 del Código penal, que establece la privación de libertad de tres meses a un año, y/o el pago de 100 a 300 cuotas.
El sector no residencial, que es afectado en menor medida por estos hechos, es un área a la que se le presta especial atención, pues las desviaciones y sobreconsumos en varios centros y organismos, generalmente, están asociadas a ilegalidades mayores, especialmente si de actividades productivas se trata.
«Las empresas tienen un plan de consumo asignado por los organismos superiores a los que se subordinan, el cual no deben violar, sin embargo, la corrupción de algunos trabajadores y administrativos conlleva a la invasión del tendido delante del metrocontador, para utilizar esa corriente en más producción, que claramente será desviada», explicó Cepero Hernández.
En 2019 en La Habana se identificaron lugares, como bodegas y carnicerías, donde se desviaba la corriente para hacer uso de estas unidades una vez que el metrocontador interrumpía el paso de la electricidad, cuando se les agotaba el plan asignado.
«En todos los casos se aplicaron las sanciones, no obstante estas ilegalidades siempre son menores que en el sector residencial», aseguró Leisy Hernández González.
Es importante hacer operativos, sistematizar acciones antifraudes, supervisar la lectura y rotar a los lectores-cobradores, sobre todo, para evitar la corrupción.
(Tomado de ACN)