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Escuchar a la academia y también a los productores

No venimos aquí todas las semanas a quedar en la nada, sino a implementar todas las cosas, como mismo lo hemos hecho en el sistema de trabajo para enfrentar la pandemia de la COVID-19, sentenció el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al sostener una nuevo encuentro en el Palacio de la Revolución con científicos y expertos vinculados a los asuntos de soberanía alimentaria y nutricional.

 

Nuestro objetivo fundamental es la innovación, o sea, la solución de problemas, aclaró, por lo tanto cada cuestión que vamos presentando en este espacio de inmediato va para la producción y debe estar en un plan, tener financiamiento y una manera concreta de chequearse.

En este tercer intercambio desde que se decidió extrapolar la experiencia de trabajo puesta en práctica para contener la COVID-19, se abordó el tema de la producción de frijol común en el Plan de Soberanía Alimentaria y Nutricional. En las dos sesiones anteriores se analizaron aspectos como la extensión agraria y el uso de los bioproductos, cada uno con propuestas de acciones y seguimiento sistemático.

Lo que queremos, apuntó el Jefe de Estado, es buscar avances en un modelo de gestión que conecte la innovación y el desarrollo. Eso requiere que no nos quedemos en la I + D, sino que lleguemos a la innovación. Sobre todo desde la visión del Gobierno tenemos que ser capaces de desarrollar la interface ciencia-gobierno, ciencia-sistema empresarial, ciencia-territorios, con resultados prácticos que nos den todas las posibilidades para mejorar los encadenamientos, la logística y, por lo tanto, tener resultados productivos mejores, que nos permitan satisfacer las necesidades de la población, consideró Díaz-Canel.

El mandatario se refirió a las necesarias interacciones que tienen que existir entre los actores de la ciencia y las diferentes formas productivas; a la urgencia de crear ambientes propicios para esas relaciones; y al desarrollo de sistemas productivos locales para que cada vez el territorio sea más independiente y autónomo en sus estructuras.

En el intercambio con los especialistas –donde también participaron el vicepresidente de la República, Salvador Valdés Mesa, y el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz – el Presidente Díaz-Canel retomó un concepto manejado en el encuentro anterior sobre la soberanía alimentaria y nutricional, que abarca mucho más que la simple producción de alimentos. Se trata también, dijo, de modelos de gestión, de maneras de comercialización, de relaciones entre todos los actores económicos, de cadenas de producción. Elementos que tenemos que empezar a potenciar de manera diferente para tener otros resultados.

En ese camino – ya delineado con la reciente aprobación por el Consejo de Ministros de la Estrategia para impulsar la economía y enfrentar la crisis mundial provocada por la COVID-19, que tiene en su primera área clave a la alimentación – el encuentro de esta semana puso su mirada en la producción de frijoles, considerado hoy un cultivo indispensable.

Al respecto, Telce Abdel González Morera, director del Instituto de Investigaciones de Granos, detalló que “es un cultivo de ciclo corto, que de 75 a 80 días nos puede dar aproximadamente una tonelada por hectárea, aunque puede llegar hasta tres”.

En esa tonelada, explicó, “nos está aportando 230 kilogramos de proteínas, es decir, tiene un alto contenido de proteínas de origen vegetal, con una muy buena composición de aminoácidos esenciales, de minerales, fundamentalmente de hierro, de fibra. Y otra cuestión es que es un alimento que se puede almacenar de un año para otro”.

En el mundo, comentó el investigador, se siembran 34 millones de hectáreas y se producen unas 30 millones de toneladas. El rendimiento medio es de 0,9 toneladas por hectárea; en Cuba es de 1.12, lo cual quiere decir que este es uno de los pocos cultivos en los que estamos por encima del rendimiento medio a nivel mundial, destacó.

González Morera señaló que hoy el país tiene autonomía con la producción de semillas pues todas se producen en el territorio nacional y con una variedad y alta calidad. En tanto las dificultades fundamentales se concentran en los insumos y en el secado y beneficio del frijol.

Para resolver esos problemas, en esta sesión de trabajo se indicó potenciar el uso de Rhizobium (bacterias fijadoras de nitrógeno) hasta llegar al 100 % del área sembrada, hoy solo cubre al 50%; y lograr mayor encadenamiento con la industria química para disponer de fertilizantes y plaguicidas de producción nacional. Asimismo, fortalecer las relaciones con la industria para desarrollar nuevos prototipos de maquinarias, implementos, secaderos y sistemas de riego.

El director del Instituto de Investigaciones de Granos se refirió al trip de la flor del frijol, una plaga no registrada en Cuba antes del año 2019, que causa severos daños a la plantación y por la cual se perdieron más de 7 mil hectáreas al desplazarse por 13 provincias. Para contrarrestarla se han encontrado varias alternativas, aunque se continúa las pruebas con plaguicidas químicos, productos naturales, bioplaguicidas, entomófagos y entomopatógenos. Además se estudia la biología del insecto, la resistencia varietal y la transmisión de virus.

En esta oportunidad, el Presidente Díaz-Canel sostuvo también un provechoso diálogo con productores de frijoles de varias provincias del país, entre ellas Pinar del Río, Granma y Ciego de Ávila. Con la vasta sapiencia que dan los años pegados al surco, los campesinos desde su modestia trasladaron al mandatario las experiencias con este cultivo.

Ante una pregunta del Jefe de Estado sobre sus insatisfacciones, hablaron de “poner el paquete tecnológico en manos de quienes más producen”; “eliminar intermediarios en la comercialización”; “venta directa de los productores”; “que la información llegue más rápido al campo”; “que se atienda mejor a los campesinos y a sus familias”; y “que se pague en tiempo por las cosechas”, un problema, apostilló Díaz-Canel, que se tiene que resolver de manera inmediata.

El mandatario comentó sobre nuevas y mejores ideas que se están concibiendo para la comercialización de productos agropecuarios en el país, en lo cual se están teniendo en cuenta los criterios de la academia y también la de productores como ellos. Escribe todo lo que creas pueda mejorar el trabajo y mándamelo, dijo particularmente a Luis López Chávez, con 30 años de experiencia en la producción de frijoles y en cuyos campos se dan hasta tres toneladas por hectáreas. Porque de eso se trata, de escuchar a la científicos y también a los productores.

(Tomado de Presidencia)

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