Dos centros laborales villaclareños tejieron una barrera blindada a la COVID-19, lo hicieron desde la constancia y la organización: la Textilera Desembarco del Granma y la Empresa de Sacos de Polipropileno, Sarex.
Estas entidades, pertenecientes a la rama ligera, funcionaron sin contratiempo durante el período de enfrenamiento al contagioso virus, asumieron todas las medidas higiénico-sanitarias y de protección indicadas; e implementaron alternativas para mantener la vitalidad.
Ambas, formaron parte del 73% de las 158 empresas que conforman el Ministerio de Industrias de Cuba que permanecieron activas durante la pandemia.
Extra por la prioridad en Desembarco del Granma y Sarex
Cuando se habla con María de los Ángeles García Hernández, directora técnica y de mantenimiento industrial de la textilera Desembarco del Granma, puede apreciarse la tensión vivida durante estos meses de enfrentamiento a la COVID-19 en ese centro.
“El éxito mayor fue laborar todo el período sin incidentes, se reorganizó el transporte, se establecieron jornadas de dobles turnos para cumplir entregas urgentes. La responsabilidad era grande, de nuestros telares saldría la gasa quirúrgica del país y los tejidos, para piezas como los nasobucos, sobrebatas, gorros y pijamas que usaría el personal de la salud; sin descuidar la línea de hilos de coser Ariadna, imprescindible para los talleres de confecciones textiles de estas mismas piezas”, rememoró.
“Esa prioridad sacó un extra en el colectivo, por momentos el ritmo productivo se incrementó a montos diarios superiores a los 50 000 m² de un renglón que sustituye importaciones y se protegió a nuestros trabajadores de avanzada edad, los vulnerables y las mujeres con hijos”, aseguró orgullosa Vivian Mirabal Hernández, secretaria del buró sindical.
La empresa textil Luis Augusto Turcios Lima, de Santa Clara, conocida como Sarex, colectivo que tiene la misión de garantizar la sustitución de importaciones de sacos de polipropileno para envasar producciones de sectores priorizados, tuvo también igual apremio.
A pesar de la situación epidemiológica, sin dejar de cumplir las medidas higiénico-sanitarias establecidas, esta entidad mantuvo su habitual ritmo productivo.
El ingeniero Javier Acosta, director de la empresa, explicó que ante la necesidad de proteger a un número importante de trabajadores por diferentes causas se redujo a dos turnos el departamento de tejeduría, se reestructuró el plan de acuerdo a los aseguramientos con que se contaba y se respondió a las prioridades de la zafra azucarera, Geominsal, Unión Molinera y agricultura.
Después de salvados, un nuevo plan
Teniendo en cuenta las materias primas existentes, el plan técnico económico de ambas entidades ha sido reajustado.
En estos momentos en dichas fábricas no hay interruptos, solo no han podido reincorporarse las madres con hijos. El traslado de los obreros, tanto los que proceden de otros municipios como los de Santa Clara, se realiza con transporte propio. Se ha implementado un estricto control sanitario, que incluye la pesquisa activa así como la desinfección del transporte. Estas acciones comprenden a los propios trabajadores como los visitantes de diferentes provincias encargados de trasladar las mercancías.
Tanto la textilera como Sarex, entidades altas consumidoras de energía, están conscientes de la necesidad del ahorro de electricidad, por ello toman medidas puntuales como es el reacomodo de la producción en diferentes horarios, desaceleran la velocidad de las máquinas en horario pico, apagan equipos, asimismo desplazan determinadas actividades de momentos cruciales, etc.
La Desembarco del Granma emprendió la producción de tejidos para el uniforme militar y escolar, fundamentalmente el color vino. El plan reajustado comprende continuar la producción de gasa quirúrgica, incluso adaptando parte de la maquinaria a un grosor diferente para utilizar otra hilaza existente en el país, mantener la elaboración del hilo de coser, y los diferentes tejidos.
Sarex anunció la reanudación la confección de frazadas de piso, dirigidas fundamentalmente al sector educacional y la salud. Lograr producir 43,5 millones de sacos en el año.