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Deporte holguinero: El altruismo viaje en coche

Orlis Pacheco, cochero por cuenta propia y mejor activista deportivo. Foto José Raúl Rodríguez Robleda
Orlis Pacheco, cochero por cuenta propia y mejor activista deportivo. Foto José Raúl Rodríguez Robleda

Holguín. — Hay quienes asumen la generosidad como una cuestión moral y absoluta. Su misión infinita es abonar los territorios donde la autenticidad invada la más íntima de nuestras fibras, hasta el punto de hacernos estremecer. Una de las personas que posee esa virtud es Orlis Pacheco, un cochero por cuenta propia, y activista de apoyo del Inder, quien en el 2019 fue seleccionado el más destacado de su parcela.

“Este amor lo llevo en la sangre. Soy del campo, de Sagua de Tánamo, y desde pequeño el deporte me gustó. Trabajo junto con la dirección provincial y fui Vanguardia Nacional cinco años consecutivos. Mi compromiso es permanente. Solo lo dejaré cuando me vaya de esta vida”.

Refiere, mientras sus grandes y callosas manos juguetean con su gastado sombrero de yarey, que su zona nombrada el Paraíso estaba olvidada. Entonces las “luces” se le encendieron:

“Nació la idea de crear el proyecto Mi barrio se mueve. Iniciamos actividades recreativas, vinculando la cultura y la gastronomía. El primer impacto fue convertir dos microvertederos en complejos deportivos rústicos. Luego llegaron eventos entre circunscripciones. A partir de ahí nada nos paró. Ya celebramos el festival de la cultura y el del árbol, enlazados con la agricultura y la actividad física”.

Se enorgullece este guajiro, como él mismo se bautiza, por los alcances de los propósitos iniciales.

“Hemos logrado que niños y jóvenes se olviden de las actividades ilícitas. Ahora las carreras de caballos y el juego del gallo se vinculan a la sana diversión. Hay que ver cómo acuden en masa. Todo con nuestros medios, sin gastos del Estado”.

A este humilde personaje le resulta imposible mantenerse quieto. Se levanta, saluda a algún paseante. Vuelve a sentarse. Se pone y se quita el sombrero. Otra vez se yergue, abraza el cuello de su rocín y prolonga sus vivencias. “Compartimos experiencias en plenos municipales de trabajo comunitario y en reuniones provinciales. Al final aprendemos todos”.

Revela la excelente relación que tiene con el Inder del territorio. “Nos entregan implementos deportivos. También estimulan a los mejores trabajadores. El pasado año las máximas autoridades de Holguín nos dedicaron un espacio de su tiempo. Fue inolvidable. A mí no me para nadie. Solo deseo seguir en lo que me gusta”.

Muchas ideas por hacer todavía le quedan a Orlis. Foto José Raúl Rodríguez Robleda

Cuenta además la significación de los suyos en empresas de esa envergadura. “Compay, los familiares están ahí, mi esposa no falla. Si hay que hacer una merienda o impulsar una gestión, lo hace. Si un trofeo no se termina me ayuda a darle su toque. Sin almas así el asunto sería más complicado”.

Expresa algunas perspectivas como la creación de un centro de esparcimiento en el cual “poncharán” las bebidas alcohólicas. “Allí solo habrá cabida para el dominó, el parchís, el ajedrez y, por supuesto, la cultura. La idea enamoró y nos cedieron un terreno. Incluso recibiremos ayuda para levantar el local”, enfatiza.

Asimismo le preocupa le pérdida de protagonismo del movimiento de activistas. Los jóvenes prefieren otros caminos y es necesario acercarlos a una ruta repleta de regalos espirituales. “En las reuniones vemos hombres de más de 45 años. Tenemos que insertar muchachos. En mi barrio ya tengo 10 niños para esa tarea. Ellos saben lo que representa”.

Orlis Pacheco agradece la oportunidad de conversar. Se despide con un fuerte apretón de manos. Sube al coche, se ajusta el sombrero, y tras murmurar algo incomprensible, el caballo arranca a medio galope. Una persona le saluda, y al pasar por nuestro lado afirma: “¡Señores, ahí va el altruismo que viaja en coche!”. Cuánta verdad en esas palabras.

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