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El premio colectivo que es ser un Héroe del Trabajo

Todo indicaba que estaría en casa: la operación de una hernia y sus 65 años, sobre todo en medio de las afectaciones por el coronavirus, prescribían nada de trabajo. Mas, para conversar con Alberto Tomás Soler Omares, Héroe del Trabajo de la República de Cuba, hay que ir a su otro hogar, a la UEB 60 Aniversario del Ministerio del Transporte, ubicado en el camagüeyano municipio de Florida.

 

El torno 1M63G ha sido el fiel ayudante de Farruco durante años, por eso vela fuertemente por su cuidado. Foto: Gretel Díaz Montalvo.

 

Allí Alberto ha sembrado las raíces de su vida y junto a sus compañeros ha convertido al colectivo en un foco de innovadores y racionalizadores ferroviarios que construyen y reparan lo que sea.

“Él es el primero en llegar y el último en irse; del taller no sale”. Esa fue la primera descripción de un hombre que a todas luces ama la tornería. Su overol muestra con cuantas piezas engrasadas se ha fajado; las grietas de sus manos cuentan sobre un gusto perenne por inventar piezas, por innovar; sentimiento que lo guio, desde hace años, a liderar la Asociación de Innovadores de la unidad.

Cuando la 60 Aniversario aún no había sido inaugurada oficialmente, ya Farruco, como lo conocen sus amigos, estaba montando los equipos que más tarde emplearía. “Me gradué y fui para el central Agramonte, recuerda, pero al inaugurarse el taller enseguida vine para aquí. El amor por la tornería y la zafra es cosa de familia. Mi abuelo fue jefe del taller de las locomotoras de vapor en el central y nos inculcó ese gusto que se convirtió en tradición, porque luego mi padre, tíos y primos llegamos a trabajar en el mismo lugar”.

Farruco ha transitado por otras áreas del taller, pero la de recuperación es la que prefiere. “Aquí puedo diseñar piezas nuevas, hacer algo diferente cada día junto a mi torno 1M63G de nacionalidad soviética, que me acompaña desde el ‘85. Siempre hay algo que hacer y es lo que más me gusta.

“Cuando tengo muchas cosas, prefiero el fin de semana. Esos días son de calma, nadie me molesta y puedo pensar, dejarme llevar y hacer lo que se me ocurra.

Ser Héroe del Trabajo e Hijo Ilustre de su Florida, son los mayores premios de Farruco. Foto: Gretel Díaz Montalvo.

“Eso fue lo que más extrañé estos meses de reposo tras la operación. No es fácil estar inactivo, metido en la casa. Pero siempre mantuve el vínculo con el trabajo y mis compañeros; así fue como pudimos procesar expedientes para entregar la condición 8 de octubre y se recogieron todas las finanzas”.

Y es que la innovación se torna imprescindible en un lugar donde, para poner en óptimas condiciones locomotoras y equipos de arrastres, que se emplean en la transportación de caña, azúcar, miel, alcohol, amoníaco y combustible, inventar es la palabra de orden.

“Esto lo crearon para construir y reparar maquinarias de locomotoras y medios ferroviarios, explica Farruco, pero luego del Período Especial tuvimos que disminuir las cantidades; no obstante, igual logramos números considerables porque casi un 80% de una locomotora es recuperada aquí.

“Pero hasta para reparar cosas hemos tenido que improvisar con qué hacerlo. Por ejemplo, desde hace rato contamos con dispositivos, diseñados por nosotros, que nos permiten rescatar los piñones, los aros, las campanas del reductor de las locomotoras, los pistones, las bombas de aceites…

“Son muchas y sabemos que faltan más piezas por hacer, porque si a algún equipo de la industria azucarera le sucede algo, la zafra no se puede detener; así que estamos listos para lo que sea. Ahora, incluso, ya andamos hasta reparando las locomotoras rusas nuevas que han entrado al país. Esas están en garantías y como a los rusos les gusta lo que hacemos, nos las traen de todas partes de Cuba para que les pasemos la mano. Eso genera más compromiso”.

-¿Y el relevo, está garantizado?

-Realmente no. Hoy en día los muchachos no quieren trabajar en estas cosas, no les interesa. Es verdad que no es fácil, pero bueno, alguien tiene que hacerlo.

«Hemos diseñado convenios con los politécnicos para que los estudiantes se sientan atraídos y vengan luego a trabajar aquí, pero realmente para el taller son pocos los que vienen. Las razones son muchas, una de ellas puede ser el salario, el básico específicamente.

«Cuando fuimos empresa tuvimos muchos beneficios, pero ahora estamos un poco limitados y todos lo que pedimos es eso, hacer más cosas y que lo que recibamos en salario – el cual crece cuando la producción aumenta, ya que es a destajo – esté más relacionado con lo que hacemos, con el esfuerzo».

 

Según sus compañeros, Farruco es de los innovadores más detallistas y precisos que tienen. Foto: Gretel Díaz Montalvo.

 

-¿Ser Héroe del Trabajo le ha cambiado la vida?

-Cuando me dieron el premio estaba nervioso y contento, pero sobre todo porque era la manera de reconocer la labor que se hace en la 60 Aniversario por segunda ocasión, porque aquí contamos con otro Héroe del Trabajo: Salvador Ávalos Armenteros.

«Cada pieza, cada dispositivo que he presentado, ha sido un trabajo en colectivo. Aquí todos hacemos las reparaciones, construimos cosas, buscamos las soluciones juntos. Un hombre solo no es nada, es como un jardín sin flores. Después de ser Héroe sigo siendo Farruco porque el premio no fue para mí, sino para todos los de la 60 Aniversario».

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