No debe ser la altura o el miedo del virus a subir por las empinadas montañas. Es, con seguridad, el resultado de la aplicación adecuada de numerosas medidas para evitar la presencia del nuevo coronavirus. La realidad es que la región cienfueguera del macizo montañoso Guamuhaya se ha mantenido sin casos confirmados de COVID-19.
Con toda lógica, los medios de comunicación locales han resaltado ese alentador resultado.
Uno de ellos reseñó lo planteado por Freddy Luis Sánchez, presidente del Consejo popular Cuatro Vientos─El Sopapo y diputado a la Asamblea Nacional: “Desde el instante en que comenzó la cuarentena en el país, se habilitó un punto de pesquisa en el único acceso que tenemos, el cual limita con las provincias de Villa Clara y Sancti Spíritus”.
La emergencia encontró en esa acción preventiva y la atención, las mejores fórmulas de enfrentamiento a la pandemia. Por eso, a los trabajadores del sector de la Salud se unieron quienes laboran en las salas de vídeo y en los sectores de Educación y Deportes. Muchos subieron por trillos enlodados para llegar hasta una casita medio perdida en la geografía montañosa, donde vive una familia, quizás hasta con niños.
Las labores resultan difíciles debido a las distancias y a la situación de las vías de acceso secundarias, pero las realizan.
Los consultorios médicos, muchos de ellos ubicados en asentamientos intrincados, se han convertido en el epicentro del control y la atención de más de 2 mil personas que residen en la serranía.
A las tareas mencionadas está unida también la comercialización de alimentos y de productos de higiene, principalmente a las personas más vulnerables. Algunos pobladores consultados manifestaron que los suministros han sido estables, lo cual resulta imprescindible toda vez que hasta ahora, por razones obvias, no podían trasladarse hasta los mercados de la localidad de Cumanayagua, cabecera del municipio.
En los tres mini restaurantes del Consejo Popular Cuatro Vientos─El Sopapo han elaborado y vendido alimentos y se mantuvo el funcionamiento del Sistema de Atención a la Familia, más conocido por sus siglas SAF.
Siempre recuerdo las afirmaciones recogidas para un trabajo periodístico, hace ya algún tiempo, de pobladores en la comunidad de San Blas. Ellos contaban que para ver un médico tenían que ir a Cumanayagua con una recomendación de algún político de turno y que por la famosa e impresionante Loma de la Ventana era frecuente ver bajar a familias enteras cargando el féretro de un fallecido de cualquier edad, por enfermedades curables.
Pues ahora es bien diferente. Al virus mortal no le han permitido subir, gracias a la actitud consecuente y responsable de los serranos, pero también por la ocupación y preocupación de un sistema social que siempre sitúa al ser humano en el centro de la atención, resida donde resida.