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Italia fue una experiencia única

Aníval frente al campamento en Crema. Fotos: Cortesía del entrevistado

En los casi 40 años de experiencia profesional, en el vocabulario del  licenciado en enfermería Aníval Umpierre Umpierre nunca ha existido la palabra no. Y es que este camagüeyano, residente del municipio Sierra de Cubitas, no sabe negarse ante una tarea. Quizás por eso ni recordó que era hipertenso cuando le dijeron que miembros de la brigada Henry Reeve irían a Italia a atender pacientes infestados por la Covid-19.

Aníval frente al campamento en Crema. Fotos: Cortesía del entrevistado

Él sentía que debía estar allí por encima de todo; ya el ébola le había enseñado cosas duras, le había preparado para enfrentarse a lo que fuera. Así que le contó a sus tres hijos, a su esposa, a su madre, a su pequeño de ocho años que quizás no comprendió la grandeza de lo que haría el padre, y solo atinó a pedirle que regresara.

Aníval una vez más saldría de misión; ya había ido a Angola durante la guerra y más reciente a Venezuela, a Guinea Conakry y a Haití.

“Siempre que salgo de Cuba para cumplir con mi deber se piensa en los riesgos, señala, pero nunca he titubeado. Tengo bien claras mis decisiones con respecto a mi trabajo. Y mi disposición siempre está presente, por riesgosa que sea. Además, me especialicé como enfermero intensivista, por lo que el miedo no me acompaña.

“Aunque es cierto que Italia era diferente. La enfermedad implicaba un gran riesgo porque es muy violento su nivel de contagio y debíamos cumplir con las medidas de protección. Eso exigió, sobre todo más tiempo con el traje protector puesto, más que cuando el ébola. Se sentía calor, era un poco molesto, pero nos hidratábamos bien antes de entrar a la zona roja y otra vez cuando salíamos.

“Eran muchos los pacientes y nosotros habíamos ido a Crema a trabajar, esa era la meta. Y ni siquiera el idioma diferente nos detenía, somos cubanos.

“De igual manera los italianos nos recibieron muy bien y nos demostraban constantemente lo satisfechos que se sentían de nuestro trato, del humanismo, de la atención. Y cuando se iban del hospital campamento ya curados, no nos abrazaban porque no se podía, pero agradecían nuestra presencia allí, lloraban de la emoción y nos decían que éramos los profesionales más humanos que habían conocido.

Algunos. Estando allá mi madre sufrió una subida de tensión, hizo un evento cerebro vascular, tuvo pérdida de conciencia, lenguaje tropeloso. Pensamos que podía ser algún evento fuerte, una hemorragia, pero luego de varias pruebas se determinó que fue algo  isquémico.

Esos días fueron súper duros, pero hubo gran atención por parte del jefe de brigada, de colaboración, incluso dialogué con la viceministra de Salud y de muchas partes recibí apoyo. Estando lejos y que pasen cosas como esa es difícil, es muy complejo trabajar así. Mis compañeros me pidieron que no fuera a la zona roja en esos días como medida preventiva, pero cuando supe que estaba mejor y la situación cambiaba me incorporé, no podía estar de brazos cruzados.

Cuando iba disminuyendo la cantidad de pacientes. Las altas eran resultado directo de nuestra labor, que fue de conjunto con personal de esa nación. Yo nunca pensé que en un país del primer mundo nos aceptaran con tanto amor y cariño y que lográramos interactuar con los profesionales de allá sin problema. Fue un intercambio de experiencias.

Esas son las cosas con las que me quedo: la experiencia profesional y el amor de ese pueblo, que fue increíble. No llevábamos ni dos días y en los edificios cercanos a donde estábamos había banderas cubanas, carteles que decían “gracias Cuba”, “gracias por venir”.

Mientras le ponían una medalla por su labor en Italia

Y el día que nos hicieron la despedida fue impactante como nos esperaban en la calle y a ambos lados había gente para aplaudirnos. Eso fue único.

Esas emociones son las que te hacen sentir orgulloso de Cuba, de nuestra salud pública, de la Revolución, de nuestro ejército de batas blancas. Son las que te hacen decir que si hace falta se vuelve a hacer, solo una situación muy compleja me impedirá hacer mi trabajo donde haga falta.

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