Contrario a lo que pensaba y había planificado, el miércoles 20 de mayo, fecha de su cumpleaños, la joven venezolana Nery Castillo, “tenía los ánimos por el suelo”, recuerda y cuenta que ese mismo día ingresó en el Centro de Diagnóstico Integral (CDI) Alcides Rodríguez, porque dio positivo al test rápido que buscaba la presencia del Sars-CoV-2.
Esta institución sanitaria ubicada en la parroquia El Valle, del municipio Libertador, de Caracas, es gestionada por personal de la salud cubano y venezolano que juntos dan batalla contra la pandemia con servicios gratuitos y reconocida calidad.
Allí, Nery y sus acompañantes de viaje encontraron un oasis, “cuando llegamos aquí los médicos cubanos nos atendieron tan bien que salí del mal momento”, dice y no oculta su alegría al conocer que la prueba de diagnóstico Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR) resultó negativa y antes de ir a su hogar cumplió, más tranquila, la cuarentena establecida como medida preventiva.
Los agradecidos
Nery integraba un grupo de migrantes venezolanos que llegaron procedentes de Colombia, Perú y Uruguay, donde no hallaron, como la mayoría, refugio frente a la amenaza real de la pandemia y se acogieron al plan de retorno a la Patria promulgado por el gobierno bolivariano que los recibe y los protege bajo estricta observancia epidemiológica.
“Nos vamos con una gran amistad y súper agradecidos. Les deseamos que Dios los bendiga por el bello trabajo que están haciendo y les pedimos que nos sigan acompañando”, dijo emocionada al colectivo que los atendió y los despidió con aplausos cuando partieron sanos al reencuentro familiar.
Hubo otras expresiones de gratitud a la brigada que los acogió. La jovencita Astrix Hortelano, se mostró “muy agradecida de los excelentes médicos que me atendieron, que son excelentes personas y desarrollan una excelente labor”.
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Nelys Zambrano habló con los ojos húmedos por lágrimas de emoción y un nudo aprisionándoles la garganta y el corazón, “muy agradecida de los médicos, enfermeras, de todos los que hicieron posible nuestra grata estancia aquí, por su buen trato y con quienes comenzamos una bonita amistad. Gracias por todo lo que hicieron para ayudarnos”.
Viacrucis
Esas opiniones son la respuesta casi instintiva a la acogida dispensada, que marca diferencias con las penurias sufridas en tierra extraña, alejados de sus seres queridos y de sus esencias nacionales, cultura, idiosincrasia en tiempos de amenazas reales a la vida misma frente a un enemigo invisible que puede ser letal.
Varios testimonios dan cuentas de vejámenes sufridos por la xenofobia en el peregrinar desde sus naciones de origen hasta la ciudad colombiana de Cúcuta, fronteriza con San Antonio del Táchira en la República Bolivariana de Venezuela, donde los esperaba el abrazo de la Patria redentora.
Hicieron el trayecto abandonados a su suerte, algunos sin dinero para atender necesidades perentorias como la alimentación y la salud, pero todos buscaban la cobija de la Patria y la encontraron.
Hacer el bien satisface
“Cada vida protegida o salvada frente a esta pandemia es algo que nos reconforta mucho y también, como nuestro pueblo, aplaudimos cuando vemos a esas personas marchar sanas y contentas a sus hogares”, enfatiza la cienfueguera Yudelkys Requesens Santana, especialista en Medicina General Integral y coordinadora del CDI por la parte cubana.
Este centro es centinela y baluarte en el enfrentamiento de la COVID-19; por la manera articulada en que su colectivo integrado por 52 colaboradores cubanos y 35 venezolanos asume la alta misión de preservar salud ante la amenaza del Sars-CoV-2.
La venezolana Carla Rivero Castro, licenciada en Enfermería, relata que de los 11 años de graduada ha trabajado 10 en este CDI y reconoce las estrechas relaciones fundadas entre ambas partes, “hemos aprendido mucho”, dice y enfatiza en asuntos relacionados con la atención a los pacientes y en esa comunicación natural, casi familiar, de los profesionales cubanos con ellos.
Epílogo
Cuba y Venezuela en materia de Salud y de otros sectores vitales para el desarrollo están validando el significado de la complementariedad entre los pueblos que defiende este modelo social inclusivo y de justicia, que sus enemigos ideológicos procuran derrumbar.