El 3 de enero de 1839 comenzó la construcción de lo que sería el Cementerio General o de Reina, en la ciudad de Cienfuegos. El 21 de julio de ese propio año finalizaron las obras, ejecutadas en un área periférica de la localidad, muy cercana al mar.
Según reseñó Synaira Hernández Calzada, especialista del Grupo Cementerio, perteneciente a la Oficina del Conservador (OCCC) de la también denominada Perla del Sur, en un material que consultamos, el campo santo “se encuentra rodeado por paredes con tres hileras de nichos verticales y cerrando la perspectiva visual, una capilla de magníficas proporciones. El paseo transversal conduce al segundo patio (según documentos de la época se piensa que surgió en 1886), protegido por una tapia y con una conformación dispersa de bóvedas y tumbas”.
Especifica en el texto que merece especial atención el trabajo de forja y fundición de las rejas que rodean las bóvedas y panteones y acentúan la belleza de las lápidas de nichos ejecutadas en mármol, hierro a bajo relieve y otros materiales.
Entre las obras escultóricas sobresale la Bella Durmiente, símbolo de la necrópolis y motivo esencial de interesantes leyendas populares.
Agregó la especialista en su artículo que la celebridad de esa construcción cementerial responde a que es el único de su tipo que ha quedado en nuestro país, siguiendo la tradición del primado Cementerio de Espada, en La Habana.
La necrópolis, una de las dos existentes en Cienfuegos (el otro es el también peculiar cementerio Tomás Acea) se inserta en la hechura constructiva neoclásica que caracterizó la arquitectura en esa ciudad y que constituye un caso excepcional del urbanismo cubano del siglo XIX, subrayó Synaira.
Allí están depositados los restos de ilustres revolucionarios de las contiendas libertadoras cubanas de 1868 y 1895, así como la mayoría de los fundadores de la colonia Fernandina de Jagua y sus primeros pobladores.
Y finaliza su texto con la afirmación de que su declaratoria de Monumento Nacional, confirmada en la Resolución número 74 de la Comisión Nacional de Monumentos, en el año 1986, ha sido un motivo notable en la batalla constante para salvar del abandono esa joya del arte funerario, orgullo hoy de los cienfuegueros y de todos los cubanos interesados en la historia.
Rescate
El paso del tiempo y la influencia del mar, entre otros aspectos de influencia, deterioraron notablemente todo el cementerio. Desde hacía años urgía ejecutar una reparación que por razones múltiples demoró demasiado en iniciarse. Los cienfuegueros, amantes de la historia y de su ciudad, la añoraban.
Hilda María Mola Trujillo, museóloga y especialista principal del Grupo Cementerio de la OCCC, explicó a Trabajadores que después de varios años de espera se retomaron los trabajos de restauración en agosto de 2018, por una cooperativa no agropecuaria de Bayamo, provincia de Granma, vinculada al Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC).
Las labores principales a ejecutar fueron la reposición del mármol afectado en bóvedas y panteones, de acuerdo con un estudio realizado, en el cual desempeñaron un papel fundamental especialistas de la OCCC en cuanto a la facilitación de soluciones, documentación, fotos históricas y planos para mantener la originalidad de las piezas de arte funerario.
“Se comenzó por el pasillo central del primer patio, como ya estaba planificado, y se continuó con la restauración de las rejas de alto valor patrimonial por artesanos del FCBC de Cienfuegos y alumnos de la escuela de oficios Joseph Tantete Dubruiller”, señaló Hilda.
“En el 2019 y como parte de las actividades por el Bicentenario de la ciudad de Cienfuegos continuaron los trabajos, pero por integrantes de una cooperativa no agropecuaria de la propia ciudad. En estos momentos se repone la carpintería del edificio socio─administrativo y otras áreas del mencionado lugar”.
Debido a las afectaciones de las lluvias y a la temporada ciclónica se dificulta el drenaje del lugar, por lo que está aprobado un proyecto desde hace ya algunos años. Sin embargo, aún no ha podido materializarse, agregó.
La Empresa Municipal de Servicios Comunales es el inversionista y la Oficina del Conservador de la ciudad, el órgano de consulta para todas las acciones a acometer.
El propósito final es rescatar totalmente esa joya patrimonial del centro de Cuba.