El panorama, tal como lo presentan los expertos del Instituto Nacional de Investigaciones de Viandas Tropicales (Inivit), de Villa Clara, será difícil, no obstante, en sus explicaciones se vislumbran soluciones incuestionables desde la ciencia cubana.
El colectivo, Vanguardia Nacional en veinticinco ocasiones consecutivas, consideró valioso adelantarse y buscar alternativas a las carencias de productos, fundamentalmente para evitar o aminorar las plagas, pues las carencias de muchos insumos puede ser atenuado por medios biológicos, según explicaron.
Manejar de forma integral las plagas con el uso de extractos de plantas como el aceite del árbol del Nim (Azadirachta indica), la caña santa (Cymbopogon citratus (DC.) Stapf), la sábila (Aloe vera) y el limoncillo (Cymbopogon citratus), entre otras, capaces de eliminar agentes patógenos; es una práctica casi cotidiana en este centro, ideal en las actuales circunstancias, de ahí que han renovado estudios, escudriñado en el saber de muchos, incluidos los productores, y reformulan el rescate de experiencias tradicionales, olvidadas por los avances tecnológicos, además de la inclusión de ideas recientes.
A su vez el doctor Sergio Rodríguez Morales, director del Inivit, insistió: “El que siembra malanga, boniato y calabaza, cuando pasa un ciclón tiene comida. El que cultiva yuca y plátano, en tiempo de sequía tiene productos.
El pasado abril resultó el más seco desde 1951; el 31 de mayo la lluvia estuvo por encima de la media histórica, por tanto adaptarse al cambio climático, contar con semillas de calidad y variedades resistentes así como recurrir a la sapiencia campesina, opciones utilizadas durante el periodo especial, son importantísimas para estos momentos que vive la humanidad y en particular Cuba. Estar atento a las plagas que puedan generarse es imprescindible”.
Las expertas del manejo de plagas del Inivit
Las doctoras Maryluz Folgueras Montiel y Lilian Morales Romero, así como la máster Rosa Elena González Vázquez, buscan soluciones en su laboratorio y las llevan al surco.
Para la doctora Lilian sería un desastre que la sigatoka negra, en particular la raza 4, que provoca la marchitez por Fusarium, arrasara las plantaciones de plátanos del país, como ha sucedido en otras latitudes. “Es esta la principal problemática de estos cultivos, reduce la fotosíntesis y limita el crecimiento, disminuye los rendimientos casi en un 50%”, expresó alarmada. Sobre las afectaciones en la malanga colocasia y cómo usar paliativos ante ellas habló Rosa Elena.
“Tenemos que evitar acontecimientos inesperados como la última plaga que atacó al frijol en el país, es necesario y urgente impedir que ocurran episodios similares en otros cultivos”, dijo Maryluz, directora del departamento de Manejo de Plaga, de la institución.
“Tampoco podemos permitir que el del tetuán del boniato nos afecte”, afirmó categórica la doctora Maryluz, y añadió: “Es evidente que habrá limitaciones con los plaguicidas, será imprescindible utilizar medios biológicos, tenemos preparados cursos de capacitación a los productores para que sepan cómo utilizarlos”.
La tabaquina de Rosa Elena
La utilización de la tabaquina de forma preparada es la propuesta de la Máster Rosa Elena González Vázquez para eliminar el agente causante del Tarophagus colocasiae, agente patógeno considerado nuevo en la fauna entomológica cubana, devastador de las plantaciones de la malanga colocacia (Colocasia esculenta).
La tabaquina parte del principio conocido como polvo de tabaco utilizado por los campesinos para eliminar insectos. El biopreparado de Rosa Elena utiliza los desechos de la industria tabacalera mezclado con agua; macerado y puesto a reposar durante 24 horas, destilado en una malla fina. Treinta minutos antes de aplicarlo a las plantaciones se le adiciona cal para provocar el efecto tóxico en las poblaciones de insectos. Se ha constatado el 80% de efectividad en el campo así como la presencia de insectos benéficos en los cultivos y mantiene el equilibrio ecológico.
El lixiviado de la doctora Lilian
La doctora Lilian Morales Romero ideó la utilización del raquis de los racimos de plátanos o residuo de cosecha, para producir el lixiviado o líquido de color oscuro destilado de la desintegración, materia prima que existe en el país en abundancia, pues Cuba produce cerca de 64 000 toneladas de plátanos y bananos; de ellos un 11 % es desecho orgánico.
Para la obtención del lixiviado se corta y acumula el raquis en diferentes tanques tapados hasta que se desintegra a los 16 días, al mes y medio se dispone de más de 200 litros, proceso que sobresale por su creatividad y racionalidad.
En el líquido, estudiado de manera microbiológica en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), así como con la colaboración de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas y la dirección de Sanidad Vegetal del Minagri, se corroboró la presencia de diferentes propiedades capaces de funcionar como un biocontrolador biológico.
“Contiene nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y silicio, y se logra un equilibrio entre ellos”, puntualizó Liliana, orgullosa de haber descubierto una verdad que estaba ante los ojos de muchos y que deja de ser contaminante del medio ambiente.
“El cultivo de plátanos necesita de esos nutrientes. La sigatoka negra con este producto puede disminuirse considerablemente. Además, puede utilizarse para fertilizar los suelos para otras producciones. La práctica ha demostrado el incremento del crecimiento de las plantas, el número de hojas y el fortalecimiento de las raíces en el caso de las vitroplantas”, aseguró.