Out 27: Para ponerse las cuatro letras

Las noticias de las últimas semanas volvieron a levantar no pocas expectativas entre los seguidores de nuestro béisbol. La posibilidad de convocar a jugadores cubanos sin vínculo directo hoy con la Major League Baseball (MLB) y que cumplen contratos personales en ligas asiáticas o de América para vestir el uniforme de las cuatro letras no es una idea festinada; como tampoco es solución mágica ni reniega de quienes juegan en las series nacionales. Es tan solo un acercamiento lógico, dialéctico y que tendrá reglas bien definidas.

Para entenderlo en su correcta dimensión hay que desterrar desde el inicio el concepto llevado y traído de equipo Cuba unificado. No hay nada que unificar si la génesis de los resultados de todos esos jugadores (suman más de 400 los peloteros emigrados en todas las categorías) está en los entrenadores de esta nación, de quienes aprendieron el ABC del deporte. Además, no hay orgullo mayor que jugar una lid internacional por el país que lo vio nacer y crecer. Cuba es una sola. Para ellos y para los que están aquí.

A partir de ahí el camino puede comprenderse mejor. Estamos hablando de un orden que toda federación nacional deportiva debe tener con sus jugadores, estén en el lugar que sea. Por más que algunas campañas se han empecinado en vender un trasfondo político en el distanciamiento de esos peloteros, la inmensa mayoría de ellos salieron legal o ilegalmente de nuestro país por razones económicas y deportivas, en especial por probarse en mejores circuitos profesionales, a los que el acceso está prohibido todavía por vías legales (el acuerdo MLB- Federación Cubana de Béisbol de diciembre del 2018 era una esperanza y todo se vino abajo).

Es cierto también que esta convocatoria pudiera parecerle una contradicción para quienes nunca renunciaron, por mucha presión recibida, a nuestros clásicos y con igual o mayor talento se mantuvieron o están todavía jugando aquí, y han cumplido solo con los contratos rectorados por la FCB, cuya mayor apertura internacional sobrevino hace unos seis años, pues lo sucedido en la mitad de la década del 90 del siglo pasado fue un paso atropellado, que llevó al retiro masivo e injustificado de casi 100 peloteros.

Sin embargo, aquí estriba otra idea poderosa. Este llamado de ahora no es para juzgar a nadie o aplaudir que estuvo bien o mal hecho por esos peloteros. Se empina por encima de diferencias de cualquier tipo porque el béisbol cubano es pasado y presente, son los títulos olímpicos y mundiales de nuestra selección y la contribución de muchos jugadores a coronas de equipos en Japón, Estados Unidos, México, Venezuela, Dominicana y en decenas de países. Nuestro deporte nacional es una línea de tiempo continua que va desde Esteban Bellán hasta César Prieto. Y no puede estar en una burbuja ficticia en pleno siglo XXI.

Y como mismo reconocemos todo lo anterior tampoco nos hagamos ilusiones. La convocatoria debe ser lanzada con una mano extensiva de la FCB, pero reglamentos bien claros. Para ponerse esas cuatro letras hay que cumplir procedimientos elementales. Y no solo migratorios, pues algunos ni siquiera tendrían que repatriarse porque entran todos los años a Cuba. Incluso, lo más inteligente y preciso es que no sea obligatorio tener participación en la Serie Nacional, pues ese jugador tiene que cumplir su contrato de trabajo con el club al que pertenece.

Estamos hablando de acatar un entrenamiento bajo la dirección del cuerpo técnico que se designe, de estar en forma deportiva cuando se les llame para eventos puntuales, y de no exigir recompensas monetarias que jamás han movido a nuestras selecciones, más allá de lo asignado o los premios conquistados. Son apenas tres aspectos que cada quien debe valorar, con todo su derecho, a la hora de aceptar o no ser convocado.

Lo más cercano a la realidad es que de una lista de alrededor de 50 nombres, entre 25 y 40 años, con desempeños notables en Japón, Korea, Taipéi de China, Dominicana, Venezuela, Nicaragua, México, Colombia, Puerto Rico y Panamá, poco menos de la mitad están hoy en forma óptima, reúnen calidad por encima de la media y han expresado su intención afirmativa de sumarse si se les llama. Serán bienvenidos todos aquellos que vengan a compartir esa profesionalidad alcanzada, no quienes se crean intocables o caigan en indisciplinas por su dinero o experiencia profesional.

También la convocatoria pudiera sobrevenir a partir de nombres específicos que refuercen lagunas existentes en los últimos equipos Cuba. ¿Alguien duda que Dayan Viciedo, Ariel Miranda, José Miguel Fernández, Leonys Martín, Henry Urrutia y Dariel Álvarez, (por solo citar seis bien conocidos) blindarían a nuestro conjunto en el venidero torneo preolímpico junto a Despaigne, Gracial, Arruebarruena, Cepeda, Alarcón, Prieto, Samón, Blanco, Freddy Asiel, Ayala, Moinelo, entre otros?

En cualquiera de las opciones, jamás se nos ocurre pensar en que el 100 % de una selección nacional serían esos peloteros convocados, pues los más sobresalientes en los campeonatos de casa merecen, no por cuotas, sino por derecho bien ganado, portar la camiseta roja y azul en justas foráneas. De ahí que lo más trascendental sea continuar perfeccionando nuestro pasatiempo nacional. Todos queremos triunfos internacionales, pero nada llegará si perdemos esa pasión por una Serie Nacional que es historia, vida y cultura de un pueblo.

Y allí, desde donde muchos salieron buscando otros horizontes y no pocos han regresado sin los éxitos esperados y hasta engañados por mercaderes, se define el primer paso. Quizás todavía no es el momento para aceptar a los que abandonaron una delegación. Eso se pinta aún más complicado y no es el centro de la intención de la FCB hoy. Para ponerse de nuevo las cuatro letras, con total seguridad, hay que sentirlo como la necesidad de un jonrón.  Todo lo demás sobra.

Algunas opiniones de jugadores cubanos en ligas profesionales dadas a varios medios de comunicación ante la pregunta de si estarían de acuerdo en ser convocados para integrar una selección cubana a un evento internacional.

 Dariel Álvarez (Camagüey)

“Para mí sería un privilegio y no tanto para mí, sino para mi familia, representar a Cuba o jugar por Cuba. Me fui de Cuba porque tenía un sueño de jugar en Grandes Ligas.

“Ahora, hay puntos que tú como jugador tú dices no sé, realmente nosotros pertenecemos ya a un equipo en México, donde sí sucede eso, y por mi parte te digo, si sucede eso y me convocan, yo con mucho gusto lo haría siempre y cuando no me interfiera. Si yo estoy en un tiempo libre que puedo asistir y me convocan, con mucho gusto”.

 Henry Urrutia (Las Tunas)

“Yo estoy en la total disposición de representar mi bandera y mi Patria, mi tierra de donde vengo, en cualquier evento, siempre y cuando mis organizaciones a las que pertenezco me autoricen.

“Mirando hacia un futuro mejor para el beisbol cubano creo que lo más importante es ver todo lo positivo de esta iniciativa y que todo sea para el bien de los atletas y del beisbol.

“Jugaría nuevamente por la Isla siempre y cuando me traten como un cubano más y como a cualquiera de los otros jugadores y que no porque decidí irme de Cuba se me trate mal…”

 Leonys Martín (Villa Clara)

“Sería un orgullo ponerme el uniforme de Cuba de nuevo. Ojalá se dé pronto.

“Nos encantaría volver al equipo. Este es un gran momento. Para nosotros, los peloteros cubanos elegibles y con disposición, sería algo muy grande. Es algo que estamos esperando hace mucho tiempo. Somos 100 por ciento cubanos.

“Los peloteros cubanos mantenemos buena comunicación y hay una disposición de todos. No creo que nadie que diga que no a un llamado así… Todo es planificarlo y llegar a un acuerdo”.

Lista de algunos jugadores cubanos en ligas internacionales (2020) 

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