Como parte del homenaje por los 50 años del Periódico, reproducimos un fragmento del trabajo: Hora crucial del periodismo cubano, escrito por Julio García Luis (fallecido en el 2012), Premio Nacional de Periodismo José Martí, otrora decano de la Facultad de Comunicación y periodista de nuestra redacción por más de una década. Sirvan estas ideas, publicadas bajo el subtítulo: Nuestra perspectiva: seguir la lucha, para volver a reflexionar sobre el papel de nuestro periodismo en el 2020.
Nuestra perspectiva: seguir la lucha
Nada de lo que aspiramos podrá ser alcanzado sin lucha, pues se trata de modificar patrones mentales y desarrollar una nueva cultura de la información.
Es un proceso en el que todos tenemos que cambiar maneras de pensar, hábitos arraigados y estereotipos. Ningún avance real nos llegará, por tanto, en forma sensacionalista. Las fórmulas de ultraizquierda que a veces oímos o leemos son exabruptos de diletantes, al margen de la complejidad real de los problemas.
Nuestra tarea tenemos que resolverla hoy con fórmulas nacidas de la realidad cubana, con la gran masa de periodistas del país, con los cuadros de la prensa, con el Partido y su dirección en cada nivel, con todos los organismos políticos, de masas, estatales y administrativos, con el papel activo de los trabajadores y el pueblo que son los protagonistas de la información.
Lograr que nuestra prensa, desde el poder y como parte de él, sea capaz de aplicar sin compromiso el método de la crítica y la autocrítica, y contribuir al perfeccionamiento de la sociedad mediante el cuestionamiento de lo que se hizo mal o pudo hacerse mejor, es un salto político y ético extraordinario.
Nuestra libertad de prensa, superior en concepto a la capitalista, podrá así demostrar en la práctica que es capaz de generar también un ejercicio periodístico de superior calidad profesional.
Estamos apenas en el umbral de esos grandes cambios. Se ha iniciado el despegue y ya no volveremos atrás. Reunimos ahora la masa crítica para alejarnos definitivamente de los primeros balbuceos y hacer valer un nuevo lenguaje en el periodismo nacional, un lenguaje claro, razonado y directo.
Como han tratado de expresar en forma gráfica algunos compañeros, esta ha de ser una “apertura a la cubana”, lo cual no significa en modo alguno autosuficiencia o provincianismo, ni subestimación a las búsquedas de otros países, sino la conciencia profunda de que debemos resolver nuestras tareas teniendo en cuenta la experiencia que ya hemos acumulado, las peculiares circunstancias históricas en que libramos la batalla política e ideológica contra el imperialismo norteamericano, las características culturales y nacionales de nuestro pueblo, y las propias ricas tradiciones que tiene en Cuba la práctica del periodismo revolucionario.
En la vida misma, con audacia y sentido renovador, desde las posiciones de la Revolución, hallaremos nuestra respuesta a qué puede llegar a ser el periodismo socialista. (1988)
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