Esa y no otra ha sido la relación de Fidel con nosotros. La de un líder inmenso con un periódico que logró, según sus propias palabras, ser el preferido en sus horas nocturnas porque daba más información que los informes oficiales. Nunca recibimos más bondad y delicadeza de su parte que cuando en menos de una semana vino dos veces a la redacción preocupado por el paso de diario a semanario en septiembre de 1990, en los albores del período especial. Solo pidió confianza y no desmovilizarnos. Y hemos cumplido con él, soldado de las ideas y de mil batallas.
Mucho significa para este colectivo tener sobre sus hombros el honor de ser diferente más allá del color naranja, de haber creado secciones únicas dentro de la prensa cubana y de contar las historias muy humanas de quienes crean las mayores riquezas de una sociedad. Este 6 de junio son 50 años y aún no tenemos canas, ni bastón, ni ganas de jubilarnos.
El compromiso quizás es mayor que cuando Lázaro Peña abogó por la información puntual y diferenciada de nuestras páginas. El 2020 nos sorprende hablando de salarios y leyes; de teletrabajo y COVID-19; de más Revolución y un Martí imprescindible; de un padre que se fue físicamente, pero nos dicta todos los días la enseñanza clave: hacer un periodismo comprometido con la verdad. Fidel y Trabajadores. Medio siglo juntos.