A lo largo de los años, Canadá ha sido elegido seis veces para ocupar uno de los 10 escaños no permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, integrado además por 5 miembros permanentes, con poder de veto: China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos. La última ocasión fue entre el 1999 y el 2000.
El 19 de mayo el diario The Toronto Star, uno de los principales medios proveedores de información de Canadá, publicó The Big Debate: Does Canada deserve a UN Security Council Seat? (El gran debate: ¿Merece Canadá un escaño en el Consejo de Seguridad de la ONU?). Hubo dos opiniones publicadas. Una sí a Canadá y una no a Canadá. La voz que se pronunció por el ‘No’ se imprimió en forma de petición, la cual ha sido firmada por más de 100 personalidades principalmente canadienses, entre ellas Roger Waters (Pink Floyd) y Noam Chomsky. Bianca Mugyenyi, autora y activista canadiense, fue quien redactó el artículo de opinión del Toronto Star.
El mismo día que salió la publicación del Toronto Star, un periodista preguntó al primer ministro Justin Trudeau sobre la petición durante su ronda de prensa cotidiana.
Christian Noël, Radio-Canadá [en francés]: “Hay una petición internacional que dice que Canadá no es digno de ocupar un escaño en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas e incluso varios canadienses la han firmado. ¿Cómo responde a las personas que dicen que Canadá no es digno de sentarse allí, particularmente por su posición respecto de Palestina, Venezuela y los pueblos autóctonos? ¿Cómo puede Canadá proseguir con su campaña? La manera en que nuestras opiniones difieren sobre este tema, ¿en qué medida está reduciendo nuestras posibilidades?”
En vez de comentar sobre la política exterior canadiense, rechazó la pregunta con arrogancia:
“En mi parecer no hay división alguna en torno a este tema. Todos los canadienses quieren que Canadá hable con una voz alta y razonable en el escenario internacional y eso es lo que siempre procuramos hacer «.
No obstante, la petición ha servido como medio para oponerse de manera crítica a la política exterior canadiense y finalmente captar la atención del público en general a pesar del intento de Trudeau de censurarla del escrutinio público a través de las elecciones de 2019 y luego, de ahí en adelante. Además de Star, la principal difusora de televisión en francés también cubrió el suceso de manera favorable. Otro medio principal de derecha de habla inglesa tuvo que cubrirlo, aunque de manera despectiva. Adicionalmente, todos los medios que se fundan sobre principios y medios alternativos de izquierda en Canadá y Quebec también intervinieron y ayudaron a distribuir la petición.
“En la encuesta que acompaña a la publicación original de la petición del 19 de mayo, el 72 % votó a favor de la petición rechazando la candidatura de Trudeau”.
Canadá no es digno de estar en el Consejo de Seguridad, dicen Amir Khadir y David Suzuki
La petición afirma que Canadá no merece ocupar un escaño en el consejo de seguridad de NACIONES UNIDAS, pues a pesar de su reputación de país pacífico, no está actuando como actor benévolo en la escena internacional. En vez de ello, clasifica como uno de los doce principales países exportadores de armamento del mundo y sus armas han alimentado conflictos en todo el mundo, con la inclusión de la desbastadora guerra en Yemen.
De manera deplorable, Canadá rehusó unirse a 122 países Representantes de las Naciones Unidas en la Conferencia de Naciones Unidas para negociar un instrumento legalmente vinculante que prohíba las armas nucleares y conduzca a su total eliminación de 2017. Otawa también se ha manifestado como enérgico defensor de las políticas de la OTAN en materia de armas nucleares, y actualmente lidera misiones de coalición en Letonia e Irak.
Haciendo eco a la política extranjera del Presidente Trump, Canadá ha prestado apoyo a fuerzas reaccionarias en las Américas. El gobierno Trudeau ha llevado a cabo actividades destinadas a derrocar al gobierno de Venezuela reconocido por Naciones Unidas, al tiempo que ha respaldado a gobiernos represivos, corruptos e ilegítimos en Haití y en Honduras. Canadá también ha prestado apoyo a extremistas cristianos quienes recientemente derrocaron al primer presidente indígena de Bolivia electo democráticamente.
En Oriente Medio, Canadá ha tomado partido a favor de Israel en casi todos los temas de importancia. Desde que llegó al poder, el gobierno de Trudeau ha votado contra más de cincuenta resoluciones de Naciones Unidas que defienden los derechos del pueblo palestino respaldados por la abrumadora mayoría de los Estados miembros.
El gobierno canadiense se ha negado a acatar la Resolución 2334 (2016) del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que exhorta a los Estados miembros a que “establezcan una distinción, en sus relaciones pertinentes, entre el territorio del Estado de Israel y los territorios ocupados en 1967”. Por el contrario, Ottawa presta ayuda económica y comercial a los asentamientos ilegales de Israel. Ottawa ha declarado que, si ocupa un escaño en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, “apoyará” a Israel.
Las compañías mineras canadienses son responsables de innumerables abusos ecológicos y de derechos humanos en todo el mundo. Aun así, Ottawa defiende a las empresas mineras más controvertidas y se niega a restringir el apoyo público a las empresas responsables de los abusos.
El presidente del Grupo de Trabajo sobre la cuestión de los derechos humanos y las empresas transnacionales y otras empresas, criticó al gobierno de Trudeau por negarse a frenar los abusos de las mineras, mientras que el Relator Especial de la ONU sobre los derechos humanos y las sustancias y desechos peligrosos ha denunciado el “doble rasero” aplicado a las prácticas mineras canadienses dentro y fuera del país.
Al no cumplir con sus responsabilidades como ciudadano global, Canadá continúa oponiéndose a la Enmienda de Prohibición adoptada por el Convenio de Basilea sobre el control de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su eliminación desde los países de la OCDE/UE y Liechtenstein a todos los demás países, principalmente a países en desarrollo o países con economías en transición, que se hizo vinculante a fines de 2019 tras la ratificación por parte de 97 Estados miembros. Ottawa tampoco ratificó el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes de Naciones Unidas. Ottawa se ha negado a ratificar más de 50 convenios de la Organización Internacional del Trabajo.
En noviembre de 2019, Canadá se negó una vez más a respaldar una resolución de Naciones Unidas ampliamente apoyada destinada a “Combatir la glorificación del nazismo, el neonazismo y otras prácticas que contribuyen a exacerbar las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia”.
Al violar la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos autóctonos, el gobierno de Trudeau envió a la fuerza policial militarizada al territorio no cedido de la Nación Wet’suwet’en Nath para forzar la instalación de un gasoducto.
El Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas documentó recientemente varias formas en que Canadá incumple con sus obligaciones para con los pueblos autóctonos en virtud del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Ignorando a las víctimas de primera línea, Ottawa se niega a mantener el petróleo sucio de Canadá en su suelo y se encamina a emitir significativamente más gases de efecto invernadero de lo que convino en el Acuerdo de París de 2015 y los acuerdos climáticos anteriores. El gobierno canadiense figura entre los emisores per cápita más elevados del mundo, subvenciona el mayor crecimiento de las arenas bituminosas de alta emisión, a expensas de las naciones empobrecidas que son las más afectadas por los impactos de la crisis climática a la cual apenas han contribuido.
La comunidad internacional no debe recompensar el mal comportamiento. Opóngase a la candidatura de Canadá para obtener un escaño en el Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas.
Entre las Firmas colectadas hasta el momento destacan los ya citados Chomsky (lingüista, autor y crítico social) y Waters (cofundador de Pink Floyd), además de Setsuko Thurlow (colaureado del Premio Nobel de la Paz, 2017) y los representantes de pueblos indígenas de Quebec y de Canadá: Ellen Gabriel (artista y activista), Pam Palmater, Presidente de Indigenous Governance (Centro de gobernanza autóctona, Ryerson University, y Roméo Saganash (exdiputado en el Parlamento de Canadá.)
De Quebec se han sumado también: Yvon Deschamps (el más conocido actor, humorista de Quebec), Amir Khadir (exdiputado de la Asamblea Nacional de Quebec, Dimitri Roussopoulos (autor y activista añejo en favor de la paz), Martine Eloy (activista pro-derechos humanos y contra la guerra), Gary Engler (autor), Yves Engler (autor y activista), Pierre Jasmin (artista por la paz), Dimitri Lascaris (abogado, activista y periodista) y August Arnold, periodista y autor de este artículo.
Del resto de Canadá: Sid Ryan, expresidente de la Federación del Trabajo de Ontario y Sindicato canadiense de la función pública de Ontario; Cy Gonick, exdiputado provincial neo demócrata en la Asamblea Legislativa de Manitoba y editor fundador de Canadian Dimension; Syed Hussan, Alianza de trabajadores inmigrantes; Raúl Burbano, activista; Jim Manly, parlamentario de 1980 a 1988; Miguel Figueroa, presidente del Canadian Peace Congress; Don Foreman, sindicato nacional de trabajadores y trabajadoras de correos y Ken Stone, presidente de la Hamilton Coalition to Stop the War.
Entre las organizaciones que se han adherido figuran Confédération des syndicats nationaux de Montréal, que agrupa a miles de trabajadores en el área de Montreal, y Solidarité Québec-Haïti.