El polémico tema generó abundantes comentarios digitales en las redes sociales:
Mariana Enriqueta Pérez Pérez dice:
Estoy de acuerdo, a esa gente hay que desenmascararla muy bien.
Víctor Angel Fernández González dice:
Siempre sale el paño tibio por algún lado. ¿Cuál es la protección de identidad para esas personas?
Gabino Manguela Díaz dice:
Comparto la opinión de ustedes, y ojalá fuera así, pero creo que hay una razón para ocultar esa fea identidad gráfica en TV. Toda esa crápula es enviada a los tribunales, o sea, es instruida de cargo para que sean juzgados. Si son condenados, entonces no hay ninguna razón para ocultar nada… Pero si por alguna razón desconocida hoy no son SANCIONADOS -algo difícil, pero no imposible que suceda- entonces sobre ellos ya cayó la sanción publica, social, de que sus rostros fueron expuestos en la TV. ¿Me explico? No podemos olvidar que este es un país de derecho.
Me parece que toda sanción, sea la que sea, debe llegar una vez que los tribunales así lo decidan…Si a Ud lo llevan a los tribunales por determinada razón y es absuelto, entonces no se le puede sancionar. Y que yo sepa, el poner la imagen de un ciudadano en la TV constituye una gran sanción. Yo me preguntaría: y si después de ir al Tribunal, este dice que no hubo delito, ABSUELTO. Entonces ese ciudadano podría establecer una demanda a la TV por poner allí su imagen con el cartel de CORRUPTO, LADRON o DELINCUENTE. Me parece que hay que tener cuidado…. Sigo afirmando que Cuba es un país de derechos. Claro, sería muy bueno, excelente diría yo, que en cuanto se le haga juicio, si es sancionado, entonces sí se ponga en la TV y con lujo de detalles la imagen de esa persona…
Liosdany Rodríguez Valle cita un texto de Jordi Nieva-Fenoll, Catedrático de Derecho Procesal. Universidad de Barcelona:
El periodismo debe enseñar lo que es la presunción de inocencia, explicando por qué una persona, no es que se presuma inocente, sino que es inocente hasta que no se dicta sentencia contra ella. Ello no conlleva censura alguna sobre la divulgación de los datos que se vayan conociendo sobre el delito, pero con la expresa advertencia de que son provisionales y necesariamente incompletos, porque, insisto, hasta la sentencia no se puede concluir, tampoco provisionalmente, una culpabilidad.
Es por ello por lo que, como defiende el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, no hay que enseñar imágenes de los reos en una situación que pueda comprometer su apariencia de inocencia. Esas fotografías ilustran supuestamente una noticia de modo impactante, pero no sólo no aportan información alguna, sino que faltan clamorosamente a la verdad al reflejar de modo patente una imagen de inmediata culpabilidad del acusado, y sobre todo destrozan las posibilidades de defensa de una persona, al amenazar, como se ha dicho, esa imparcialidad judicial que intenta preservar la presunción de inocencia.
Liosdany Rodríguez Valle cita fragmentos del artículo científico: La devaluación de la presunción de inocencia en el periodismo del autor Francesc Barata, Universitat Ramon Llull. Revista Análisis 39:
El derecho fundamental que tiene toda persona a la presunción de inocencia y a las garantías procesales son una conquista de la civilización, y los medios, además de respetarlos, deberían contribuir a su difusión social.
La defensa de tales derechos nos protege contra la impunidad y las tentaciones de prácticas policiales y judiciales contrarias a la legalidad.
… los periodistas deberían abstenerse de construir la sospecha o la culpabilidad de los acusados mediante las declaraciones de la policía o de los ciudadanos. Nunca deberían reproducir la imagen de los detenidos hasta que estos fueran considerados culpables, como tampoco facilitar su identidad ni divulgar datos relativos a su vida privada.
Conseguir que se respeten los derechos de aquellos que son despreciados por la sociedad es la mejor forma de fortalecer los valores democráticos, transparentar el funcionamiento de la justicia y evitar el caer en prácticas contrarias al proceso de civilización que tantos años ha costado construir.
Los medios deben hacer efectivo del principio de publicidad, transparentar la justicia ante la ciudadanía, pero hacerlo desde una posición de respeto a los derechos.
Liosdany Rodríguez Valle dice:
Es por buscar un poco más de claridad, sé que existe ese debate y no solo es de Cuba, es una discusión en todo el mundo. Existen las colisiones entre el derecho a la información y el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen, pero aún cuando el detenido autorice la publicación de su imagen, nos queda la presunción de inocencia que hay que respetar por encima de cualquier cosa. No cabe presunción de culpabilidad ni sospecha… La prueba solo puede ser establecida ante un juez… No soy penalista, solo hago mención a lo que dicen algunos que llevan años trabajando estas materias. Habrá otros tan preparados que también digan lo contrario y tengan argumentos para sostenerlo. Creo que es un debate que merece la pena en nuestra sociedad. Lo que sí debemos siempre evitar, como pueblo civilizado, es el circo y la condena anticipada en los medios y en la calle.
Yirmara Torres Hernández dice:
La verdad, la verdad tienes razón… pero creo que es mejor respetarlos y no exponerlos aún cuando ellos mismos lo hagan… y se lo merezcan
Gabino Manguela Díaz dice:
No hay dudas que el tema es ¡sabroso!. No sólo en Europa, hay otros países donde incluso durante el juicio no se permite la foto al acusado. Existen pintores, retratistas especializados que durante los juicios tienen la función de hacer un retrato del acusado y es ese el que aparece en la prensa. Es decir, hay tela por donde cortar. Ojalá en esta sección se ofrezcan suficientes razones para ganar total claridad en el tema.
Humberto Alvarez dice:
El mundo va cambiando y creo que los medios de comunicación pueden participar en la publicidad de los debates durante el juicio oral. Sí creo que el fin preventivo de la sanción sería más eficaz.
En esta ocasión el resumen, a bordo de esta sección, está a cargo de lo que Arístides Ramón Sotonavarro escribió en su muro de Facebook:
Sigo con sumo interés, en particular, las noticias del NTV relacionadas con el descubrimiento de los malhechores que la PNR en colaboración con la población de las comunidades del país, están poniendo en jaque a acaparadores, receptores, especuladores, a todos cuantos infringen las leyes y contribuyen a aumentar el malestar de la ciudadanía y afectan la economía del país.
Anoche (22 de mayo) fue uno de esos días, cuando presentaron en el NTV a ese sujeto, que no pudo justificar la procedencia de la sorprendente cantidad de piezas de repuesto y partes de vehículos almacenados en su residencia.
Además, la también sorprendente suma de un millón de pesos (MN), que automáticamente clasifica como delito de atesoramiento. Porque no solo en Cuba, en cualquier país del mundo esa suma fuera de las bóvedas de un banco constituye delito penado por las autoridades.
Sin embargo, debo manifestar mi inconformidad con el tratamiento dado a este evidente delincuente, porque distorsionaron su rostro ante las cámaras de la TV. Debieron mostrar al público quién es este sujeto.
Empiezo a ver tratamientos diferenciados en estos casos, como si hubiera cierto compromiso o consideración. No puede haber ningún tipo de compromiso, ni contemplación con estas personas, que durante años han estado al margen de la ley. Porque un millón de pesos no se acumula en unos cuantos meses. Tienen que hacer muchos movimientos sucios y comprometer a unos cuantos para atesorar tal cantidad de dinero.
Esta fue, precisamente, una de las preguntas formuladas por el periodista Humberto López al Presidente de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo Popular, Otto Molina Rodríguez, en el espacio Hacemos Cuba, quien respondió que no contraviene la ley mostrar el rostro de los implicados en cualquier tipo de delito. Queda a determinación de las autoridades de la PNR y del NTV proceder en consecuencia.
Entonces, tanto uno como otro deben ponerse de acuerdo, porque con esa incoherencia en el tratamiento televisivo a estos “indecentes”, comienzan involuntariamente a enturbiar el estado de opinión de la población hacia el juicio final.
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