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SUMA es de los que se suma

Tras el diagnosticador Umelisa SARS-CoV-2-IgG que por estos días se emplea en el estudio piloto en los municipios de Centro Habana y Plaza hay muchas horas de trabajo colectivo y de sacrificio personal, si se tiene en cuenta que se logró en un tiempo récord.

Aurora, mientras coloca un reactivo en una placa de ultramicroelisa, en uno de los laboratorios del Centro de InmunoEnsayo. Foto: Agustín Borrego

La Máster en Microbiología Aurora Delahanty Fernández, del Centro de InmunoEnsayo —perteneciente a la Organización Superior de Dirección Empresarial (Osde) BioCubaFarma— formó parte del equipo de científicos que participó en dicha investigación y aseguró que ello es resultado de entrega al trabajo, de la comprensión absoluta de su importancia, y del apoyo recibido por parte del Ministerio de Salud Pública.

La bioquímica de profesión, quien labora en la institución desde 1988 (un año después de creada) comentó a Trabajadores que allí un grupo integrado por 11 científicos comenzaron a reunirse a finales del mes de marzo y a tener contactos con otros del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), con un gran conocimiento en la producción de péptidos sintéticos (pedacitos de proteínas).

Aurora señaló que la investigación se inició sobre la base de la experiencia en la creación de diagnosticadores utilizando la tecnología SUMA (sistema ultra micro analítico) para vigilancia epidemiológica, certificación de sangre, pesquisaje neonatal y prenatal, así como de enfermedades no transmisibles, entre otros.

Argumentó que la tecnología SUMA —basada en el mundialmente conocido sistema Elisa— emplea cantidades pequeñas de reactivos y muestras, lo cual permite hacer pesquisajes masivos. Con ese sentido se creó en nuestro país en la década de los ochenta, y en la actualidad todos los municipios cuentan con un laboratorio que emplea esta plataforma.

En relación con el nuevo diagnosticador indicó que en su búsqueda se tuvieron en cuenta las materias primas con que contaban, que eran los péptidos del CIGB, las placas de ultramicroelisa, y otros reactivos generales.

“El 4 de abril entramos al laboratorio, y a partir de entonces trabajamos día y noche; casi todos los días nos acostábamos en horas de la madrugada. En el centro permanecimos semanas enteras, sin ir a los hogares y sin compartir con las familias.

“La investigación se convirtió en el centro de nuestras vidas; sabíamos que mientras más intensamente laboráramos más rápido lo lograríamos. Así, a principios de mayo llegamos a un resultado satisfactorio, aunque seguimos mejorándolo”.

Al comentar las ventajas del diagnosticador, precisó que permite realizar un estudio epidemiológico en el país, pues puede emplearse de forma masiva, con tecnología propia y debe acompañarse de otras pruebas, como la estándar para este tipo de enfermedad que es la llamada PCR en tiempo real.

“No se trata de un logro individual, sino del colectivo de mi centro y también del CIGB. En lo personal, siempre digo que cumplí con mi deber, me debo al trabajo y mi familia está consciente de ello.

“Desde que trabajo aquí veo ese cuadro del pintor Raúl Martínez que se llama Todos Nosotros (señala hacia el lobby donde está ubicada la obra) y para mí ese es el sentido del Centro de InmunoEnsayo, porque en realidad ha sido el fruto de un esfuerzo colectivo.

“¿Cómo veo el futuro de este diagnosticador? Debemos seguir laborando para hacerlo (este y otros) cada día mejores”.

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