Luis Alberto Gandoy es un tipo hecho para el trabajo. Su historia laboral, que ya anda por las cuatro décadas, así lo atestigua. No le teme a estar horas y horas enfrascado con alguna tarea de su centro, La Coloma. Todo lo contrario, aunque pocos, muy pocos, podrían pensar que siente como si la piel se le pusiera “de gallina” cuando del mar se trata. Entonces se acoquina.
Es de los pocos Héroes del Trabajo de la República de Cuba en el sector pesquero, aunque nunca ha ido a una zona de pesca y ni siquiera sabe nadar. Él es trabajador de la industria. ¡Y eso es en tierra!
“Es que cuando la cosa se pone fea, a muchísimos pescadores de experiencia se le ponen aquí…”. Y no termina la frase, pero por su ademán de llevarse los dedos a la garganta, sé lo que quiere decir y no dice. “Yo solo monto en barco los 2 de diciembre de cada año, en una actividad que hacemos en recordación del desembarco del Granma”, dice sonriente, con picardía, como recordando que en esos momentos el agua no va más allá de la cintura.
Nacido el 21 de mayo de 1961 en Minas de Matahambre, Gandoycito —“así me llaman en recordación de mi padre, quien también trabajó aquí en La Coloma y fue quien de verdad me enseñó a ‘pinchar’ duro”— se inició como obrero en la construcción. “Había dejado la escuela y papá me dijo que había que ponerse a trabajar. Empecé abriendo huecos, a pico y pala, para los cimientos de esos edificios que hoy adornan el pueblo, que antes solo tenía casas con techos de guano y mucha agua albañal. Ya en 1980 me preguntaron si quería irme para La Coloma. Respondí que sí y me pusieron a fregar las cajas de plástico para el envase de pescado”. Al mes se quedó fijo como estibador, y a partir de ahí han sido muchos los trabajos que ha realizado, incluidos el corte y limpia de la caña, la zafra tabacalera, y otros como gestionar las donaciones de sangre, actividad en la que él suma 106 donaciones. ¡Casi nada!
No obstante, nunca olvidó sus inicios y cada año se va a la construcción, ya sea en obras de la salud o cualquier otra, siempre voluntariamente y en período de vacaciones. “Eso es desde principios de los años noventa, cuando el Comandante en Jefe mandó a hacer el hospital pediátrico de Pinar del Río”, recuerda.
Fuerte, curtido, decidido a lo grande, hoy anda por 40 años como estibador-nevero, transportando las producciones a los túneles de congelación y de allí a las líneas de empaque.
Siempre faja’o en una tarea
La Empresa Pesquera Industrial La Coloma, o el Combinado Pesquero, como también se le conoce, es la mayor entidad de su tipo en el país. Allí es muy difícil localizar a Gandoy, porque se puede encontrar en cualquiera de los vericuetos, en una de las tantas salas de procesos industriales, en una asamblea sindical, porque ha sido secretario de su sección sindical por 35 años. Cuando finalmente pudimos entrevistarlo, lo vi ataviado con nasobuco artesanal, martillo neumático y “faja’o, como siempre” en una tarea.
“Estos son días de pandemia, de muchos problemas, nos dijo, y La Coloma tiene gran responsabilidad en la comida de la población. Fíjese, ahora estamos construyendo un nuevo túnel de congelación. Hay cuatro, pero no alcanzan para meter toda la langosta y el pescado capturado. Es un trabajo fuerte, pero vamos a terminarlo para cuando empiece la próxima corrida de la langosta”.
Luego de 26 años como Vanguardia Nacional, en mayo del 2014 alcanzó el lauro mayor, el de Héroe. “Lo mejor que me ha pasado en mi vida; sin embargo, lo que sí nunca olvidaré fue el recibimiento que a los pocos días de obtener el título me hizo mi pueblo, mis compañeros de trabajo”.