Convertido en auténtico referente del turismo cubano, llega hoy a las tres décadas de fundado el hotel Sol Palmeras de Varadero, sitio donde el 10 de mayo de 1990 Fidel Castro realizara el histórico pedido de mantener la instalación como imperecedero ejemplo en la prestación de los servicios.
Aquella solicitud trascendió en el tiempo como la orden que “jamás podremos incumplir”, confiesa Arnaldo Díaz Hiedra, secretario general del buró sindical del hotel fruto de la primera empresa mixta creada en Cuba, operado por la internacional Meliá y por Cubanacán.
“Aquí todo lo hacemos pensando en el compromiso que tenemos con nuestro querido Fidel”, dice Díaz Hiedra. “Periodista, usted puede preguntarle a cualquier de los que aquí laboran, a viejos y a nuevos, a fundadores y a los que no. Ser el mejor en su puesto de trabajo, eso implica trabajar aquí. En nuestro simbólico código de ética hemos firmado la irrevocable postura de no fallarle a nuestro eterno Comandante en Jefe”.
Si alguien tuviera dudas de cómo cotidianamente se honra al Líder Histórico de la Revolución Cubana, bastaría mencionar sus 12 veces como Vanguardia Nacional, 10 de las cuales las obtuvo de manera consecutivas, un récord exclusivo para hoteles que operan bajo el sistema Todo Incluido.
Haber merecido por tantas ocasiones la máxima categoría emulativa concedida por la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) habla a las claras del paso sostenido de este cuatro estrellas, que desde su inauguración promedia índices de ocupación cercanos al 90 por ciento, tácita evidencia de la calidad en sus gestiones, lo que le ha permitido superar millonarios planes de ingresos, con un promedio significativo de turistas-día.
Si algo hace de Sol Palmeras un sitio singular es el hecho de que un elevado porcentaje de sus turistas son repitentes, muchos de los cuales han regresado 30, 35, 40 veces, algo muy ligado al desempeño de los propios empleados, que con su amable trato son los primeros promotores de traer de vuelta aquí a hombres y mujeres que ya consideran parte de la familia.
Según Díaz Hiedra, “ser del hotel de Fidel, como decimos aquí, nos guía como estrella, impulsa cada logro”, afirmación que acuña Dionisio de Armas, un fundador que llegó joven a la instalación y “me he puesto viejo con ella”, y sonríe. “Sol Palmeras ha marcado su propia historia.
“Lo que aquí sucedió motivó la apertura de otros hoteles e impulsó la razón por la que hoy somos un verdadero ejemplo. Yo estaba en el acto donde Fidel realizó la histórica petición. Dondequiera que esté, esperamos se sienta honrado por nosotros”.
Según Dionisio, “sabemos que aún queda para llegar a la excelencia total, pero de algo estamos seguros. Sol Palmeras seguirá haciendo el turismo que el país merece, que el país necesita”.
Directivos extranjeros y cubanos aseguran que el desempeño y calidad humana de los hombres y mujeres que allí trabajan constituyen atributos esenciales de la instalación edificada sobre una superficie de 16 hectáreas, bien ubicada frente al mar, en la mejor franja de arena de Varadero.
Mailen Alemañy, secretaria general del Buró provincial del Sindicato de Trabajadores de la Hotelería y el Turismo en Matanzas, pondera sin ningún tipo de ambages los resultados del funcionamiento orgánico del sindicato en Sol Palmeras, “un ejemplo para el resto de los colectivos laborales de Varadero y del país.”
A su juicio, el sistemático interés general por ofrecer un servicio de máxima calidad refrenda la comprensión que los hombres y mujeres de Sol Palmeras poseen de las misiones que les corresponden en el escenario económico de la nación. “El turismo cumpliera mejor su encargo social si más centros se le parecieran a este”.
Hace un tiempo, Manuel Diez Sánchez, director de alimentos y bebidas, me aseguró que el hotel es resultado de la acertada estrategia de desarrollo turístico visualizada por el Comandante en Jefe, de la confianza en el destino Cuba que tuvo Sol Meliá y del sostenido desempeño de directivos y empleados, “formidables personas”, asegura el español.
“Unidad y criterio de equipo, es la fórmula con la que conseguimos tan buenos saldos económicos y de satisfacción. He andado por muchos lugares en mis más de 32 años en la Meliá, en esta Isla llevo 23 años, pero aquí, aquí las cosas funcionan. Es un gran honor pertenecer a Sol Palmeras”.
“Sol Palmeras nació derecho y sigue derecho”. Ninguna frase retrata mejor lo sucedido con la instalación en tres décadas de existencia. Lo aseguró en su época de titular del Ministerio de Turismo, Manuel Marrero Cruz, en alusión a la sostenida calidad de un hotel que todos los años encanta por los valores añadidos.
El 10 de mayo de 1990, el Comandante en Jefe había solicitado: “Los que inician su trabajo en este hotel pueden demostrar también que, cuando queremos, podemos. Y lo que más nos gustaría es que, al igual que se puede decir de la construcción del hotel, se pueda decir de los trabajadores del hotel que son excelentes, que son óptimos”.
