Nada puede hacernos bajar la guardia. La pandemia está ahí. No se ve a simple vista pero está ahí, al acecho para hacer el peor de los daños a los seres humanos sin importar raza, credo, nacionalidad…
La disciplina es el arma eficaz o quizás la más eficaz para prevenir a la Covid-19. Aunque muchas personas asumen adecuadas conductas de protección, todavía quedan otras que en los lugares públicos no guardan la debida distancia entre sí para evitar un posible contagio.
Hay que ganar más terreno en la percepción de riesgo. Hay que insistir y persistir en la necesidad de protegernos por el bien de todos.
El empeño que a diario entregan el personal de Salud Pública, transportistas, científicos, productores de medicamentos, agentes del orden público y todos los que de una forma u otra participan cara a cara en el enfrentamiento a la actual situación sanitaria, también debe estar acompañado de la responsabilidad que asumamos como ciudadanos en este momento.