Los tiempos de supervivencia forman parte de la historia de Orlenis Cervantes Guerra, uno de los heroicos defensores de la vida en el campo de la enfermería frente al coronavirus.
Nace él en una etapa coyuntural rememorada por Valentín, su padre: «Adelaida parió al inicio del período especial, por lo que, además de mi trabajo habitual, tuve que meterme a guajiro en un pedazo de tierra para guapear el sustento familiar.
«El país enfrentó la crisis y nuestro muchacho salió airoso en los estudios. Cuando nos dijo que quería ser enfermero, le dimos todo el apoyo y se convirtió en un excelente profesional de la Salud», subraya quien es el presidente de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, en el avileño municipio de Ciro Redondo.
Pasión por los niños
El joven de 29 años siente pasión por los niños. Tras graduarse de licenciado en enfermería hace cinco años, ha tenido como único centro de trabajo la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos, en el Hospital General Provincial Doctor Antonio Luaces Iraola, de Ciego de Ávila.
Afirma Orlenis que «mientras atendía a la única pequeña que tuvimos contagiada con la Covid-19 en nuestra sala, la contemplaba como si fuera mi hijo Reinaldito, y me decía: yo tengo que ayudar a salvarla porque ella es también la esperanza del mundo.
«La bebé, del municipio de Venezuela, fue remitida a nuestro servicio de urgencia porque se había agravado su estado en otra sala, presentaba fiebre y convulsiones. El resultado del rayo x era negativo, pero al ventilarla tenía secreciones y la doctora Diana Luisa Mendoza indicó hacerle la muestra para PCR en tiempo real, la cual dio positiva.
«Nos alarmamos, pues era una paciente de ocho meses en estado crítico, con un deterioro neurológico importante. Sin embargo, fue un éxito haberla rescatado, a pesar de las trabas del inhumano bloqueo imperialista, aunque la insuficiente disponibilidad de recursos nos compromete a innovar y triunfar».
Habla en todo momento de sus compañeros de faena. «Somos varios enfermeros y enfermeras muy sacrificados, no obstante, quiero mencionar a Blanca Rosa, Silvia y Leonor. Además, las residentes en medicina Iliana, Yaimara y Ana Cecilia; y las doctoras Lianne y Ariany».
Justamente, la especialista Ariany Núñez Valenzuela, comenta: «Cuando la lactante empieza a evolucionar, el semblante de su mamá fue cambiando hasta que nos entregó el mejor regalo: una sonrisa».
Y tanto en la casa de la doctora, como en la de Orlenis y demás miembros del equipo intensivista, bajan las tensiones de la familia con la noticia de no haber caído en las garras de la pandemia, fructificó su protección personal.
La felicidad reconquistada
«Gracias por devolvernos la felicidad», expresaba Yuneidys Sánchez González, al despedirse con su hijo en brazos, del Hospital General Docente Roberto Rodríguez, del municipio de Morón.
El infante de ocho meses Olver Venegas Sánchez fue uno de los enfermos que regresó recuperado a su hogar, en la comunidad de Ranchuelo, del municipio de Chambas, luego de cumplir el tratamiento médico acorde con el protocolo establecido para combatir la enfermedad, según explicó la doctora Marbelys Ramírez Rabí.
Esta nueva gloria de la medicina cubana inspiró a Reinier Saavedra a dedicarle un boceto al infante antes de partir sano hacia su hogar. El trabajador del turismo, quien realiza labores de apoyo en el hospital moronense, como integrante del destacamento Elpidio Sosa, escribió en el dibujo: «Recuerdo de los lindos momentos atendiéndolos a ti y a tu bebé. Somos una gran familia…».