El 21 de julio de 1983, en el Palacio de la Revolución, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz imponía el Título Honorífico de Héroe del Trabajo de la República de Cuba en el pecho de Blas Roca Calderío, quien se convertía así en el primero en lucir la Estrella de Oro acreditativa. Hasta ese momento el lauro mayor era el de Héroe Nacional del Trabajo. Variaba solo el nombre del título.
Cinco días después, en la soleada tarde del 26 de julio, en Santiago de Cuba, crecía el número cuando cinco trabajadores recibían, también de manos de Fidel, ese honor de Héroe del Trabajo de la República de Cuba, el más alto galardón en el quehacer laboral cubano. ¿Los elegidos?: los macheteros Ramón Martinto y Celia Hernández, el inseminador Francisco Díaz Febles, el chofer Esmel Saab Barrera y el operador de combinadas cañeras Arcel Quevedo.
Una larga historia
“Nada ennoblece más al hombre que el trabajo… Por lo general el hombre muy trabajador y capaz de trabajar mucho, siempre contagia a los demás de ese espíritu suyo…”, dijo Fidel en marzo de 1964, al clausurar el primer encuentro nacional de emulación en el teatro de la CTC-Revolucionaria, hoy teatro Lázaro Peña.
Desde julio de 1983 a la fecha, y sin contar el año actual en que aún no han sido dados a conocer, fueron elegidos 291 trabajadores como Héroes y Heroínas del Trabajo de la República de Cuba. De ellos, 63 mujeres y 228 hombres.
En esa amplia lista ha descollado con particular brillo el esfuerzo tremendo de representantes de todos los sindicatos y actividades laborales. Científicos, médicos, albañiles, agricultores, cortadores de caña, de la industria alimentaria, la pesca, mineros, maestros, artistas, innovadores, y hasta dirigentes políticos y administrativos… en fin, lo que bien pudiera catalogarse como la flor y nata del trabajo en Cuba.
En la nómina sobresalen nombres ilustres. José Ramón Machado Ventura, Ramiro Valdés Menéndez, Guillermo García, Alcides Sagarra, Domingo Urrutia, Pura Avilés, Carlos Alberto Cremata, Eusebio Leal Spengler, Marta Rojas, Graziella Pogolotti, María Dolores Ortiz, Rodrigo Álvarez Cambra, Concepción Campa, son solo algunos de los 160 que aún nos acompañan.
Además, 131 ya fallecidos, entre ellos Blas Roca Calderío, Melba Hernández Rodríguez del Rey, Adolfo Rodríguez Nodal, Ramón Castro, Senén Casas Regueiro, Salvador Wood, Harold Gramatges, Vicentina Antuña, Rosa Elena Simeón, Demetrio Presilla, Orfilio Peláez y Gustavo Kourí Flores.
Entre las organizaciones sindicales son los agropecuarios, forestales y tabacaleros, con 37, los que más héroes y heroínas suman. Les siguen por ese orden los azucareros con 34, la educación, la ciencia y el deporte con 32, la salud con 29, la industria alimentaria y la pesca con 26, igual cantidad que transporte y puertos.