Cargando...La vida del deporte cubano, como gran parte de sus relatos, es una imponente obra repleta de distinción y decoro. Dentro de su rica biografía se desglosan nombres cuyos máximos deseos no fueron solo ver en lo más alto la bandera, sino también adoquinar el camino de superación con sus ideas y conceptos.
La corriente del magisterio de un puñado de revolucionarios del movimiento atlético nacional es digna de ser abrazada con mayor intensidad por el panorama literario y periodístico de nuestro país. Sus faenas son un universo en extensión, calidad y atrevimiento.
Entre tantos mitos, tres gigantes son legados espirituales e indestructibles. Para entender la prolongación de su mágico realismo hay que comenzar a degustarlos desde su condición humana, porque carácter muchas veces es destino.
Bienvenidos Conrado Marrero, Alcides Sagarra y Ronaldo Veitía, maestros que convirtieron piedras en gigantescas murallas.
Érase una vez un Guajiro en su laberinto
[row][column size=»1/2″ center=»no» class=»»]Ahora que Conrado Marrero nos contempla desde la eternidad se impone una vez más reverenciar su sabiduría. Sus clases sobre el box jamás fueron cenizas que se las llevó el viento. Él no necesitó escudarse en ningún cargo para influir en el béisbol patrio. Tampoco precisó de exagerar sus proezas para expandir su impronta.
Centenares de alumnos bebieron de su savia humilde, serena y criolla. Muchos trofeos y Copas que hoy engalanan las vitrinas nacionales llevan su nítida e imprescindible firma. Cualquier monumento que se erija en su honor, por inmenso y merecido que sea, jamás estará a la altura de su mayúsculo ideario beisbolero.
[/column] [column size=»1/2″ center=»no» class=»»]
El boxeo cubano también es él
[row][column size=»1/2″ center=»no» class=»»]¿Cuánto le dio Alcides Sagarra al pugilismo criollo? ¿Convicción, brillo, inolvidables conquistas? Fue un símbolo de peculiar pedagogía. Trasmitió sus fundamentos sin fisuras ni medias tintas.
Su coraje e inteligencia le permitió robustecer nuestra cultura pugilística para desafiar las más escarpadas cumbres. Acunó el talento que le llegó a sus manos y forjó, entre otros, a titanes de estatura olímpica y mundial: Teófilo Stevenson, Ángel Herrera, Roberto Balado, Adolfo Horta, Ariel Hernández, Orlandito Martínez, Emilio Correa y Jorge Hernández.
Inició su proyecto con firmeza y lo graduó como la escuela más condecorada. Sus pupilos lo llamaban con voz reverencial Profe, y para tener ese grado de influencia y respeto hay que ser más que un referente.
[/column] [column size=»1/2″ center=»no» class=»»]
La página más gloriosa del judo cubano
[row][column size=»1/2″ center=»no» class=»»]Ronaldo Veitía les puso voz, color y resultados a sus pensamientos. Su templo fue el colchón de judo, donde enfundado en el judogui de entrenador creó su inconfundible y seductora magia. Las muchachas que esculpió rociaron con su inconfundible aroma los más encumbrados certámenes del mundo.
Su filosofía era más que coraje e inteligencia. Jamás saltaron a las bregas disfrazadas de heroínas. Solo vestidas con la voluntad de los que nacen en esta isla. Él es un hombre que hace mucho tiempo, por justos merecimientos, es bella historia.
Pasto de sabidurías, punto de encuentro y valía son estos tres históricos gigantes. La categorización como Héroes Nacionales del Trabajo de la República de Cuba en distintos momentos, premió sus trayectorias profesionales y su condición humana. Su legado es hoy el sustento espiritual de un puñado de continuadores, que asumen al deporte como un objeto de pasión. ¡Gracias Maestros!
[/column] [column size=»1/2″ center=»no» class=»»]
Porque no se habla del gran feliz savon
Saludos:
Este material estaba dedicado a los trés Héroes del Trabajo de la República de Cuba vinculado al deporte. Sobre Savón hemos escrito otras veces, pero ahora no venía al caso.
Saludos, Redacción Deportiva