Hace más de un mes que nada detiene los hornos de la dulcería La Bombonera en la ciudad de Camagüey. Allí tres turnos de trabajo garantizan la elaboración continua de dulces duraderos y baratos para que las familias agramontinas puedan adquirirlos en estos tiempos de pandemias.
Unas mesas, unos carteles anuncian que ya no se puede acceder a la unidad, sin haber pasado antes a través de las barreras con pomos y palanganas ataviadas de cloro, que son el primer indicio de que la higiene está al extremo.
Casi ni hacen las paradas oficiales para descansar, quieren producir y producir. “Hay muchas personas en las casas y necesitan tener qué comer”, piensan los trabajadores de La Bombonera, centro que durante el 2018 se alzó con la categoría de Vanguardia Nacional.
Un primero que motiva
Casi 11 mil 119 trabajadores del sector del comercio, la gastronomía y los servicios están actualmente laborando, muy pocos están en sus casas, como explicó Yolexi Rosales Ramírez, secretaria del sindicato provincial del sector.
“Estos trabajadores son muy sacrificados, apuntó la dirigente, y en medio de esta pandemia todos están cumpliendo con alguna tarea para garantizar alimentación y servicios con la calidad que necesita el pueblo.
“Algunos centros están abiertos entregando comidas elaboradas, las bodegas cumplen un rol esencial para acercar productos necesarios al pueblo y otros están en la reparación de equipos o entregando comida a domicilios, como a los más ancianos.
“Cada Primero de Mayo lo celebramos trabajando, este no será diferente, pero en saludo a esta fecha nos hemos dispuesto a hacerlo con más esfuerzo y cumpliendo metas para que se sienta en toda Cuba”.
De igual manera piensa Odalys Palmero Valera, administradora de la dulcería La Bombonera. “Nuestro horario laboral siempre ha sido de 24 horas, pero en estos tiempos tiene una dosis de más energía. Es verdad que no hay transporte, pero todos sacamos las bicicletas y venimos a trabajar.
“En años pasados los que no estuvieran laborando desfilaban, esta vez estarán en casa, pero apoyando a sus compañeros que continuarán produciendo comida, porque mientras haya materia prima los hornos no se apagan.
“Pensando en llegar a más personas decidimos enfocar las producciones en dulces más duraderos, como los piquininis. Ahora lo que no vendemos directamente, solo los entregamos a merenderos y a casas de niños sin amparo familiar”.
Y es que los centros de elaboración no se detienen en esta coyuntura epidemiológica, son la vanguardia a la hora de garantizar una alimentación y servicios con la calidad necesaria al pueblo.
Edelis Rodríguez Batista, maestra de turno, tiene confianza en que vamos a salir de esto, por eso, dice, “hay que producir, lavarnos las manos más de lo usual, emplear el nasobuco y este primero de mayo no salir de casa, solo aquel que, como nosotros, trabaja, así también se celebra el Día Internacional de los Trabajadores”.