En el primero de mis tres libros (Democracy in Cuba and the 1997-98 Elections, Editorial José Martí, 1999, La Habana), escribí:
“En su discurso del Día Internacional de los Trabajadores de 1960, Fidel Castro profundizó la noción de como el nuevo Estado era un estado de la mayoría en el sentido concreto del término. Tras los ataques aéreos de los Estados Unidos contra Cuba consumados como parte de la política general para destruir la Revolución y restaurar el poder económico y político de la del país estadounidense, el pueblo se encontró expuesto a la posibilidad real de confrontar una agresión armada en todo su territorio. Es ahí que nace la noción de milicia.”
El libro cita a Fidel que proclamo día 1 de mayo del 1960:
“Hace solo unos meses no había una sola milicia obrera o campesina organizada. La consigna de organizar a las milicias surgió en el mes de octubre, exactamente el 26 de octubre, a raíz de aquella concentración de protesta contra aquella incursión aérea que costó más de 40 víctimas a nuestra ciudadanía. Seis meses atrás no teníamos una sola milicia obrera; seis meses atrás los trabajadores no conocían el manejo de las armas; seis meses atrás los trabajadores no sabían marchar; seis meses atrás no se podía contar con una sola compañía de milicianos para defender la Revolución en caso de agresión. Y en seis meses solamente se han organizado las milicias, se han disciplinado y se han instruido.”
Luego, para desarrollar en mayor medida la visión única de Fidel respecto de la milicia, el libro prosigue:
“El establecimiento de la milicia significaba mucho más que el establecimiento de vínculos entre el estado y el pueblo. En realidad, suponía la conversión de las masas del pueblo en extensión del estado. El Ejército Rebelde era el factor que facultaba al pueblo a tomar el poder político, y, de esto surgió el nuevo estado destinado a proteger y extender ese poder político en manos de la mayoría. Por consiguiente, la medida en que el pueblo participaba en la protección y extensión de la Revolución indicaba necesariamente hasta qué punto este detentaba el poder en la realidad. Tan enraizadas estaban la Revolución y su defensa en la mente del pueblo que jamás se le hubiera ocurrido al nuevo gobierno que este podía volteársele. De manera que este último repartió armas al pueblo. Fidel Castro evocaba animadamente la particularidad de esta Cuba nueva haciendo una analogía: preguntaba qué pasaría si le repartieran armas a los sectores más oprimidos de un país donde prevalece la explotación y la discriminación.”
Por lo tanto, desde el mismo podio del 1 de mayo de 1960, donde Fidel habló, el Líder Histórico de la Revolución Cubana se cita una vez más en el libro:
“¡Democracia es esta, que no divide al pueblo en sectores humildes, enfrentándolos unos a los otros! ¡Democracia es esta, en que un gobierno busca la fuerza del pueblo y la une! ¡Democracia es esta, que hace fuerte al pueblo, porque lo une! (APLAUSOS.) ¡Democracia es esta, que les entrega un fusil a los campesinos, y les entrega un fusil a los obreros, y les entrega un fusil a los estudiantes, y les entrega un fusil a las mujeres, y les entrega un fusil a los negros, y les entrega un fusil a los pobres, y le entrega un fusil a cuanto ciudadano esté dispuesto a defender una causa justa! (APLAUSOS.) ¡Democracia es esta, en que no solo cuentan los derechos de la mayoría, sino que le entrega armas a esa mayoría! ¡Y eso solo lo puede hacer un gobierno realmente democrático, donde las mayorías gobiernen! (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Unidad, unidad!”)
Y eso no lo podrá hacer jamás una seudo democracia. ¡Y nosotros quisiéramos saber qué pasaría si a los negros del sur de Estados Unidos, que tantas veces han linchado, le entregan, a cada uno de ellos, un fusil! Lo que nunca podrá hacer una oligarquía explotadora, lo que nunca podrá hacer una casta militar de las que oprimen y saquean a los pueblos, lo que nunca podrá hacer un gobierno de minoría, es entregarle un fusil a cada campesino, entregarle un fusil a cada obrero, entregarle un fusil a cada estudiante, entregarle un fusil a cada joven, entregarle un fusil a cada ciudadano humilde, entregarle un fusil a cada uno de los que componen la mayoría de un pueblo (APLAUSOS).”
En 2011, hasta la BBC destacó el papel que desempeñó la milicia y Fidel en la derrota de los Estados Unidos:
“El plan estadounidense era escabullirse en la costa sin encontrar prácticamente ninguna resistencia, proteger la zona, tomar el campo aéreo y llevar al gobierno exiliado a una aeronave que de ahí comunicara directamente con las autoridades de Estados Unidos para solicitar auxilio directo.
Al mismo tiempo, contaban con que hubiera un levantamiento masivo en Cuba contra los revolucionarios.
Las cosas no hubieran podido salir peor: cuando un hombre rana que había avanzado encendió un faro para mostrar a los exiliados dónde aterrizar, también alertó a la milicia cubana de su presencia.
El pescador local Gregorio Moreira, que aún vive en la misma casa junto a la playa, fue uno de los primeros en dar la voz de alarma.
—Salí de la casa y vi una luz de bengala, era como un resplandor en el cielo. Así que me dirigí a la trinchera con mi padre y mis hermanos, recuerda Moreira, de 74 años.
En la playa se le unió otro pescador. Era Domingo Rodríguez, uno de sus vecinos.
‘Estos son invasores, chico, pensamos. —¡Tengan cuidado! Están tratando de invadir’.
‘Entre todos teníamos 11 fusiles. Alrededor de las 04:00 se enfilaron para el aterrizaje, así que abrimos fuego’.
Llegaron rápidamente refuerzos, sobre todo eran aviones de la fuerza aérea cubana.
Los exiliados contaban con cierto apoyo aéreo, pero el presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, había determinado mantener en secreto la participación de su gobierno, y cuando la iniciativa se volvió contra la fuerza invasora, se retiró sin proporcionar una cobertura aérea de necesidad absoluta más fuerte.
Al mismo tiempo, Fidel Castro se encargó personalmente de la operación y, en solo tres días, la batalla había terminado.”
En 2017 Granma señala el importante papel de Fidel y la milicia:
“Su presencia física [la de Fidel] en el sitio de la invasión contribuyó a mantener un buen estado de ánimo entre las milicias. También fue decisiva para su victoria en esos gloriosos días de abril de 1961, declaró Kenia Otaño, una joven residente de Ciénaga de Zapata, que tomó la palabra durante el acto.”
Este 19 de abril que se conmemora el aniversario de la victoria en Playa Girón, Cuba aún es más que capaz de enfrentar cualquier provocación militar similar al tipo de Playa Girón por parte de los Estados Unidos, y Washington lo sabe.
Ahora existen dos fuerzas unión cívico-militar en la región. La de Cuba y la de Venezuela. Además, hoy Cuba y Venezuela cuentan con más amigos en el mundo entero que antes, los cuales defienden las revoluciones Cubana y Bolivariana. Los yanquis debieran fijarse en la historia.