Los ecosistemas marinos, gravemente alterados y dañados por la acción de los seres humanos, pudieran recuperarse en 30 años si se llevan a cabo determinados programas de conservación, entre los cuales se incluye el consecuente enfrentamiento al cambio climático, principal causante del trastorno oceánico.
Así lo indican los resultados de un estudio internacional recientemente publicado en la revista científica británica Nature, dirigido por los profesores Carlos Duarte y Susana Agustí, de la Universidad de Ciencia y Tecnología King Abdullah (KAUST), de Arabia Saudita, y en el que participaron los más importantes científicos marinos de 16 universidades pertenecientes a 10 países.
El informe recoge la sorprendente capacidad de recuperación que ha demostrado tener la vida en los mares, pues a pesar de que durante años la acción de los seres humanos ha masacrado a muchas especies y destruido los ecosistemas, las evidencias demuestran que es posible restaurar la abundancia de la biodiversidad marina.
Tales efectos se han observado durante las dos primeras décadas del siglo XXI, al ponerse de manifiesto que las intervenciones de conservación han propiciado una disminución en la pérdida de vidas animales y también signos de recuperación en algunos casos.
En este sentido, los investigadores citan los resultados obtenidos mediante algunos programas de recuperación llevados a cabo, como el de las ballenas jorobadas que migran desde la Antártida al este de Australia, que han aumentado del 10 % al 13 % anualmente, y cuya población ha pasado de unos cientos de ejemplares en 1968 a más de 40 mil actualmente.
También mencionan el caso de los elefantes marinos del norte, que se recuperaron de aproximadamente 20 individuos reproductores en el 1980 a más de 200 mil en la actualidad; el de las poblaciones de focas grises, que desde 1987 han aumentado en un mil 410 % en el este de Canadá y en un 823 % en el mar Báltico; y también el de las nutrias marinas del Sur, que han pasado de aproximadamente 50 individuos en 1911 a varios miles hoy.
El trabajo de los científicos ha identificado nueve elementos esenciales en los que es necesario centrar las intervenciones de recuperación: marismas, manglares, praderas marinas, arrecifes de coral, bosques de kelp, arrecifes de ostras, pesquerías, megafauna y profundidades marinas.
La hoja de ruta recomendada por los expertos incluye la protección de especies, la explotación inteligente de los recursos, la restauración de los hábitats, la reducción de la contaminación y la mitigación del cambio climático, este último el principal causante del trastorno que padecen los ecosistemas y la vida en los océanos del planeta.
El estudio concluye que es posible acelerar la tasa de recuperación de la vida marina para restablecer la mayoría de los componentes de los ecosistemas marinos para el año 2050, siempre y cuando se aborde de manera efectiva la problemática del cambio climático y las acciones de conservación de los océanos se lleven a cabo a escala global.
”Estamos en un punto en el que podemos elegir entre el legado de un océano resistente y vibrante, o el de un océano perturbado de forma irreversible para las generaciones venideras”, sentencia el profesor Duarte, quien por su prominente labor científica obtuvo recientemente el Premio Fronteras del Conocimiento, de la Fundación BBVA.
(Con información de las páginas web Computer Hoy y La Vanguardia)