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Producción de oxígeno medicinal en Santiago de Cuba: Sin tomarse un respiro

Un alto número de enfermos de Covid-19 sufre el llamado Síndrome de Distrés Respiratorio Agudo , algo así como una inflamación desmesurada de los pulmones  que impide el normal flujo de oxigeno (O2) a este órgano, con la consiguiente insuficiencia respiratoria.

 

Foto: Betty Beatón Ruiz

 

Sin lugar a dudas, en tales casos, y en otros muchos padecimientos,  el mencionado gas, reconocido como una medicina, se traduce en vida.

A sabiendas de ello, cada  uno de los 203 trabajadores de la unidad económica de base (UEB) Gases Industriales Santiago de Cuba ponen el extra en la producción y distribución de ese y otros renglones dirigidos al sistema de salud pública del territorio donde está enclavado y de las provincias de Guantánamo y Granma.

Los surtidos que destinan a ese sector son O2 y nitrógeno (N2) líquidos, aire comprimido, así como oxígeno, N2, y dióxido de carbono en forma de gas.

Desde el afamado poblado santiaguero de El Caney, bajo estrictas normas de seguridad y calidad, con el aval de estar certificados con la Norma ISO 9001 del 2015, en la UEB Gases industriales se labora, a decir de ellos mismos, “sin tomar un respiro”.

Las medidas de seguridad se extreman para evitar el contagio con el nuevo coronavirus.Foto: Betty Beatón Ruiz

Oxígeno y más

Esta entidad santiaguera acumula más de 40 años de experiencia en los menesteres del uso medicinal del oxígeno utilizando “el aire que nos rodea, previamente filtrado y purificado, mediante el uso de un compresor”.

Así explica Jorge Bermúdez, jefe técnico de la UEB, quien reconoce el invaluable papel de los miembros de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores, pilares en la buena marcha de una industria no tan moderna como su personal quisiera, pero sí eficiente en su gestión.

“Nuestro oxígeno líquido, por ejemplo, se embasa en termos y posteriormente va a cilindros o a las unidades gasificadoras que tenemos distribuidas en varios hospitales del suroriente del país.

“Allí un operario nuestro gasifica el líquido depositado en grandes balas ubicadas en esos centros asistenciales y luego el gas es conducido por una red de tuberías hasta los locales donde es necesario su uso, entre ellos las salas de cuidados intensivos”.

Las unidades gasificadoras instaladas por la UEB santiaguera están en los hospitales Dr. Ambrosio Grillo, Dr. Juan Bruno Zayas y Saturnino Lora de la ciudad de Santiago de Cuba; Orlando Pantoja, del municipio santiaguero de Contramaestre, así como en el Agustinho Neto de Guantánamo, Carlos Manuel de Céspedes de Bayamo y Celia Sánchez Manduley de Manzanillo.

 

La producción de gases con destino a la industria ocupa también a los operarios de la entidad santiaguera.Foto: Betty Beatón Ruiz

 

Los volúmenes productivos de los surtidos líquidos y gaseosos destinados al sector de la salud pública satisfacen las necesidades que hasta el momento tienen los centros asistenciales de las tres provincias, “y si es preciso hacer más la disposición es total, sin bajar la guardia en lo que hacemos con destino a las industrias del territorio”, comenta Franklin Ramos Tabera, jefe de taller de la planta de oxígeno líquido, un hombre que lleva 39 años de trabajo en la UEB santiaguera.

“Ejemplo de eso es que en este año, sin tenerlo en plan, asumimos la producción de legía para su comercialización en el sistema de Comercio.

“El hipoclorito de sodio nos llega de la planta ubicada en Sagua La Grande, Villa Clara, y ya hemos hecho 183 mil 716 litros de legía, de ellos 55 mil 200 con destino a Santiago de Cuba, 32 mil 584 a Guantánamo y 60 mil 200 a Granma”.

Cuidarse y cuidar

Desde que la Covid se convirtió en una amenaza a la cotidianidad, la rutina en la UEB Gases Industriales Santiago de Cuba cambió.

Además del obligatorio baño podálico y el set de higienización de las manos en la puerta de entrada y en las distintas zonas del centro, se aplicó la fumigación de los vehículos y cilindros

“En primer lugar está la protección personal, no le pueden faltar a nuestros operarios guantes, botas, overol, y por supuesto, el nasobuco, comenta Luis Mario Álvarez Pompa, jefe de brigada del andén de llenado, a eso se suma que es obligatoria la fumigación de las gomas, la cama y la cabina de los camiones que nos traen los cilindros de los centros hospitalarios.

“Estos también reciben una desinfección con hipoclorito de sodio y luego pasan al flujo productivo. Son medidas imprescindibles para evitar cualquier contagio para seguir activos en nuestros puestos, cuidarnos para seguir cuidando de la salud de quienes necesitan nuestro oxígeno para sanar”.

 

Con vista larga se organiza una “reserva” de oxígeno medicinal por si fuera necesario en medio de la actual pandemia. Foto: Betty Beatón Ruiz
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