Tiene solo 29 años. Vive en la localidad cienfueguera de Santa Isabel de las Lajas, el rincón querido del inigualable Benny Moré. ¿Su profesión?: doctora, especializada en Medicina General Integral.
La historia por la que escribo de ella es como una pesadilla. No me la ha contado, porque el aislamiento, la distancia, las medidas adoptadas con el transporte y algunos mensajes sin respuestas no me han posibilitado conversar personalmente con ella, aunque fuese vía telefónica. Pero sus recientes malos momentos son conocidos.
En el cumplimiento de su labor en la Clínica Internacional, perteneciente a la Sucursal de Servicios Médicos Cubanos, en Cienfuegos, la doctora Yanela Armenteros Suárez atendió a una paciente croata que padecía síntomas respiratorios y por tanto, la remitieron, como corresponde, a un centro de aislamiento. Poco después la turista fue confirmada como portadora de la COVID-19 y comenzó entonces el desasosiego para la especialista. El 27 de marzo le informaron que se había contagiado.
A un medio local de comunicación en Cienfuegos, vía Internet, afirmó que cuando le dieron la noticia, se sintió muy deprimida y que solo pensaba en su hijo, los demás familiares y sus compañeros de trabajo de la Clínica Internacional.
Yanela fue hospitalizada en el Hospital militar Doctor Mario Muñoz Monroy, en Matanzas. Las pruebas realizadas a las personas con las que tuvo contacto cercano resultaron negativas. Eso la puso muy contenta. Entonces ella y quienes la atendían tenían que luchar por la vida para que pudiera volver cuanto antes al seno del hogar, junto con sus familiares más cercanos, y posteriormente a sus labores asistenciales.
Pasaron los días. El examen denominado PCR resultó negativo. Y la doctora cienfueguera fue dada de alta, con la recomendación de permanecer otro período similar de aislamiento en su vivienda. Se había salvado una vida más.
En busca de su testimonio y alguna foto accedí a su perfil en Facebook. En el primer post que aparece señaló:
“Amigos (…) fui dada de alta médica del hospital Mario Muñoz, de la provincia de Matanzas. No tengo palabras para agradecerle a todo el equipo médico de esa institución, integrado por un personal preparado y muy sacrificado por y para sus pacientes, comenzando por el doctor Frank Abel (médico al frente de la sala), el doctor Ernesto y el doctor Reinel, así como los enfermeros y el personal de servicios. Siento un agradecimiento eterno, ya que gracias a ellos pude vencer ésta batalla.
“Hoy ya estoy en casa y aunque tengo que continuar en aislamiento domiciliario durante 14 días, estoy curada de la COVID-19. Al llegar todos mis familiares, vecinos y compañeros de trabajo me recibieron con una maravillosa bienvenida. Quisiera dar gracias a todas esas personas que me llamaban y escribían a diario para saber de mí, por tantas muestras de solidaridad con mi familia. A los compañeros de batalla que aún se encuentran luchando allí y a todos los restantes del país les deseo una pronta recuperación. Estoy convencida que ganarán como yo. ¡Sí se puede! Gracias, gracias, gracias…”.