Rosa María Cubela González rehúye las entrevistas, confiesa que no le gustan. Sin embargo, su oficio la mantiene constantemente cerca de las palabras, de sus significados y juega con éstas como si fueran sus amigas más cercanas hasta llegar a concretar el crucigrama perfecto.
Su afición por resolverlos surgió cuando era una adolescente. Formaba los que aparecían en las revistas Bohemia, Mar y Pesca y en la desaparecida Opina, entre otras. Ya, con más edad, empezó a hacer sus primeros intentos.
Cuando en 1987 comenzó a trabajar en la revista Bohemia estuvo más cerca de lo que se convertiría en su pasión. En 1989, presentó su primera propuesta, que luego de ser mejorada, se publicó.
“En Bohemia siempre existió la tradición de poner en sus páginas este tipo de entretenimiento. Contaban con colaboradores, tres personas mayores; hasta que quedé yo sola”, recordó.
A sus 55 años de edad, no puede calcular cuántos de estos rompecabezas ha armado para el disfrute de sus seguidores. Sin embargo, sigue con el entusiasmo de la primera vez.
¿Cómo concibes el crucigrama?
Nadie me puede molestar. Empiezo poniendo una palabra, la que más me guste, en el lugar que desee. En la computadora tengo instalado Encarta, para cuando se me dificulta algún vocablo. No obstante, a mi lado también tengo a mis viejos diccionarios, de todo tipo, no me aparto de éstos. Cuando mis hijos, Anabel y Leonardo, estaban pequeños, los hacía de noche; ya crecieron y tengo más tiempo, eso sí, necesito estar tranquila.
¿En qué otros medios se publican tus trabajos?
En las revistas Verde Olivo y Correos de Cuba, esta última editada por la Agencia Prensa Latina; también en las publicaciones de los CDR y la CTC, entre otras.
¿Son muchos los fanáticos de ese entretenimiento?
Miles de personas…, físicamente no me conocen, no he dado entrevistas. Hace años, yo estaba en la parada que está en la avenida Boyeros, frente a la revista. Dos muchachitos resolvían un crucigrama. Y presté atención. Entonces, uno de ellos dijo: “Oye, está vez la vieja apretó”. Para mis adentros, me reí. En ese entonces, solo tenía 25 años.
Pero, ¡es difícil resolverlos…!
Hay que ponerles atención y entrenarse. Una vez, una secretaria de nuestra publicación, me expresó: “Tengo envidia, quisiera poder solucionarlos”. La animé. “Pon tres o cuatro palabras, las que te sean más fáciles, descansas, luego vas probando con otras, te ejercitas, y poco a poco, ya verás”. Un día, me exclamó muy alegre: ‘Ya hice mi primer crucigrama’; desde entonces, los buscaba siempre.
Rosa M. Cubela (así rubrica sus trabajos) afirma que este oficio la entretiene, incluso, cuando no tiene entregas comprometidas, las adelanta: “Me gusta poner música, cualquiera, pero no me gusta que me interrumpan. Mis hijos me preguntan si eso no me molesta, y les digo que no, porque me concentro en lo que hago.
Amante de su familia, expresa estar orgullosa de ésta. Siempre ha tenido el apoyo y comprensión de su esposo, Inocente, y juntos han educado y formado a sus hijos, dos jóvenes honestos, educados y amorosos.
Esta ensartadora de palabras, disfruta vivir y hacer felices a los demás. Con una sonrisa, declara que los crucigramas la sobrevivirán, ahora es ella, después vendrán otros.
Material Relacionado
