La COVID-19 es la primera pandemia que hemos vivido en tiempo real a través de los medios de comunicación y de las redes sociales. Estas últimas han desatado la creatividad y muchas personas se han convertido en generadores de contenidos verdaderamente valiosos, algunos de los cuales Trabajadores compartirá con sus lectores a través de esta sección. Esperamos recibir sus propuestas y comentarios.
El alma no soporta el encierro. Lo digo al terminar mi segunda semana de cuarentena obligada por mandato del Covid-19. Y para celebrarlo he apagado la tele, me alejé de las estadísticas, de las redes y dediqué cuatro horas al libro que escribo. Hoy, tomo distancia de las noticias tristes y de las especulaciones para reiterarte un consejo: quédate en casa, pero tienes que darle sentido a ese tiempo entre las cuatro paredes del hogar, tú patria más pequeña.
Anoche, revisando La peste, de Albert Camus, recordé su tesis de que las peores epidemias no son biológicas, sino morales, porque en las pandemias y las crisis salen también a la luz otros virus sociales: insolidaridad, egoísmo, mentira, pánico e irracionalidad. Por suerte, emergen en mayor proporción la solidaridad, la nobleza, la fe en el mejoramiento humano y el valor de quienes lo arriesgan todo por cuidar y salvar a los demás. Todos esos instintos, los buenos y también los malos hay que listarlos para entender después cómo fue que una pandemia nos cambió el guion de la vida.
A lo largo de la historia, desde la plaga de Atenas (año 430 A.C.) hasta el Covid-19 en pleno desarrollo, pasando por la peste negra, la viruela, la gripe española y el VIH, el mundo científico, de la investigación social y el arte ha estudiado estos fenómenos y sus impactos. Acompaño estas letras de cinco obras de la plástica que inmortalizan esas epidemias que han paralizado el mundo. Cierro con el CoronaCristo de Alexis Leiva Machado (Kcho), que anoche me decía desde La Habana: “Milagro, no estamos solos, quédate en casa”. (Tomado del Facebook de Efe Lo)