Con sencillez, Ricardo García Acosta subió al estrado para recibir el diploma que lo acreditaba como uno de los trabajadores más destacados del año 2019 en la Unidad Empresarial de Base de Transporte Escolar, en Matanzas. No sé cuántas veces habrá tenido ese honor, porque él no se ha cansado nunca de estar entre los trabajadores vanguardias. Para eso da siempre lo mejor de sí.
Precisamente por eso ostenta el título de Héroe del Trabajo de la República de Cuba. La condición le fue otorgada en el año 2018 y para él significó el compromiso de no fallar a sus compañeros. Ejemplo de disciplina, constancia y laboriosidad, afirma que no hay otra manera de estar frente al timón en un ómnibus de transporte escolar porque es la vida de niños y jóvenes la que se tiene en las manos.
Durante más de 40 años, este modesto hombre, conservó el ómnibus Girón entregado por el Comandante en Jefe al centro que fuera iniciador de las Escuelas en el Campo, en Jagüey Grande. Lo cuidó como si fuera la niña de sus ojos: “El buen chofer se enamora de su carro, le duele hasta que lo arañen o lo ensucien”.
La emoción lo embarga. Y entre sus recuerdos, desgrana el encuentro que tuvo con el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Fue algo inesperado. Aquel día dos equipos de pelota jugaban en el reparto Dupont, específicamente, en la calle 38 y 1ra Avenida, en Varadero: uno de estos estaba integrado por combatientes del Ministerio del Interior (MININT) y trabajadores del Aeropuerto; el otro, por integrantes de las Tropas Guardafronteras.
En el del MININT estaba Ricardo. “De pronto vimos aparecer varios carros Alfa Romeo. De uno de ellos se bajó el Comandante en Jefe. Todos nos sorprendimos. Él se acercó y nos preguntó de dónde éramos. Le explicamos y dijo que quería jugar con nosotros. Preguntó en qué equipo podía, y le expresamos que eligiera. Decidió por el de Guardafronteras.
“Tuve el honor de pitchearle. Uno de los miembros de la escolta del Comandante se me acercó y expresó bajito: ‘Cuidado, no le vayas a dar un golpe al Jefe’. Yo le respondí: No se preocupe. Por supuesto, me puse un poco nervioso, pero todo salió bien.”
Rememora que, al terminar, Fidel les preguntó por qué todos tenían camisas diferentes y les anunció que les enviaría un uniforme. “A la semana, ya los teníamos aquí”.
Esa es una de las anécdotas que marcó su vida. Manejó su guagua hasta el 2018, cuando recibió un nuevo ómnibus, marca Diana, en reconocimiento a su labor. Acostumbrarse a este resultó un poco difícil porque era como si abandonara a un viejo amor, pero no cabe dudas, de que estaba en mejores condiciones de seguir dando lo mejor de sí para no defraudar la confianza de sus compañeros y de su familia. Él es de los que piensa que el héroe se forja todos días.
Acerca del autor
Graduada en Licenciatura en Periodismo en la Facultad de Filología, en la Universidad de La Habana en 1984. Edita la separata EconoMía y aborda además temas relacionados con la sociedad. Ha realizado Diplomados y Postgrados en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. En su blog Nieves.cu trata con regularidad asuntos vinculados a la familia y el medio ambiente.
Felicidadessss al Relojero del barrio. Saludos y reconociemiento merecido
Felicidadez, Ricardo por tu entrega diaria, asi es el cubano, el que ama a su revolucion, y responde por siempre al deber de cumplir con FIDEL.