Guadalupe Ezeiza tenía 10 años. Murió en febrero del 2020 en Buenos Aires, Argentina. Su cuerpo apareció con la evidencia de haber sido asesinada a golpes y luego calcinada. No fue la primera de este año ni la última. Su asesino fue un primo de 22 años, quien la atacó sexualmente.
Como familiar cercano la había recogido en su casa para llevarla a un cumpleaños. Luego fue declarada desaparecida y mientras la policía iniciaba su búsqueda, el asesino, en medio de una crisis nerviosa confesaba su acción a otro familiar.
Cuando las autoridades llegaron a la casa del victimario encontraron el cadáver calcinado de Guadalupe con evidentes signos de violencia, como declaró a la prensa el investigador policial.
“Los peritos que practicaron la autopsia determinaron que la niña sufrió quemaduras en la zona genital, lo que borró las potenciales pruebas que podían obtenerse para acreditar si se consumó o no una violación”, precisó.
Días después Brenda Micaela Gordillo, de 24 años de edad fue asfixiada, descuartizada y quemada por su novio lo que volvió a conmocionar a la sociedad argentina.
Pandemia de vieja data
El número de feminicidios perpetrados en Francia el pasado año superó al registrado en 2018, con 122 casos confirmados. Como promedio una mujer muere en manos de su pareja o de su ex cada tres días, pese a la adopción de medidas para combatir este flagelo por las autoridades galas. España mantiene muy altas las estadísticas de este tipo de crimen.
El incremento de los feminicidios, la violencia de género y el acoso sexual en México desató recientemente una ola de protesta en diversos puntos del país. Este panorama ha puesto en jaque a las autoridades.
Febrero ha sido un mes marcado por la violencia hacia las mujeres mexicanas. El sábado 8 de este mes, Ingrid Escamilla de 25 años fue golpeada, asesinada y descuartizada por su pareja en su vivienda.
Tres días después, Fátima, una niña de 7 años, fue reportada como desaparecida por su familia y cinco días más tarde su cuerpo fue hallado dentro de una bolsa de plástico con señales de violencia.
La violencia de género sigue siendo un flagelo persistente en la República Dominicana. La Policía Nacional informó a principios de año sobre el feminicidio de tres mujeres en solo 24 horas en cuatro ciudades del país caribeño.
Según las fuerzas del orden, los asesinatos ocurrieron en San José de Ocoa, Los Mameyes de Santo Domingo Este y Río San Juan. De acuerdo con reportes, una cuarta mujer sobrevivió a un ataque a puñaladas en Sosúa.
También se reportan crímenes de este tipo en Perú. Si intentara enumerarlos, la lista sería interminable y nunca se pudiera hablar de la “última víctima” puesto que en el momento de escribir estas líneas posiblemente una mujer fallezca por los malos tratos de su “querido amante”.