En las asambleas de presentación del Plan y el Presupuesto del 2020, realizadas en la provincia de Villa Clara, los trabajadores demostraron tener conciencia de que producir para exportar bienes y servicios es preciso para obtener divisas convertibles en aras de fortalecer nuestra economía.
Dicho proceso dio como resultado que se pudieran captar nuevos rubros exportables y cumplir así con el primer precepto establecido para incrementar nuestras finanzas: el incremento y diversificación de las exportaciones y el aseguramiento de su cobro.
Téngase en cuenta que en el 2019 se planificaron 16 rubros, de ellos solo tres fueron cumplidos: café, miel de abeja y jaiba. Los posibles incumplimientos y sus causas fueron alertados en varios secretariados provinciales de la CTC, en cuyas reuniones sus participantes explicaron que la situación es y seguirá siendo compleja, e insistieron en que los productos mejores cotizados no se consumarían.
En tal sentido se dejaron de aportar 41,5 millones de pesos, en ello influyó el carbón vegetal, tabaco torcido y beneficiado, oro, langosta, partes y piezas de centrales, aleta de tiburón, vitrofural, el ácido clorhídrico, sulfato de aluminio y dos tipos de pieles.
Para el 2020 las administraciones con la participación de los trabajadores, conscientes de la importancia de este asunto, han incorporado doce nuevas posibilidades de exportación del territorio, es decir se elevaron a 28 los renglones, y aunque es superior al pasado calendario, aún están muy por debajo de las potencialidades, recordemos que Villa Clara en la década del noventa llegó a superar esa cifra.
Entre los renglones que se concentran están distintas viandas y vegetales, la biotecnología de las plantas, específicamente tubérculos de papa, vitroplantas de piñas y servicios científicos, así como productos del fondo de bienes culturales y de Artex; asimismo se incorporan empresas que no han desarrollado esta experiencia, como la agropecuaria Valle del Yabú. Este plan concibe un incremento de 19 millones de pesos por encima de lo ejecutado el año anterior.
Esto evidencia que los colectivos laborales entienden la necesidad de cambiar la mentalidad importadora por una exportadora, además están conscientes de los riesgos y peligros que ello entraña ante el gran conflicto que establece el bloqueo impuesto por Estados Unidos al país, recrudecido por la actual administración de la Casa Blanca.
Además, explicaron que las materias primas nacionales no siempre tienen la mejor calidad e incluso pueden poseer mayor costo.
Es importante aclarar que hay fondos exportables, como azúcar y sus derivados, el Ron que elabora la Ronera Central, específicamente el Cubay, así como las producciones de otras entidades nacionales, que no se contabilizan en el territorio.
Esto, según la información aportada por Marta Lidia Chaviano Herrera, subdirectora empresarial y global de la Dirección Provincial de Economía y Planificación, contradice las indicaciones establecidas para el conteo, las que deben realizarse desde la entidad productora y reportarse desde la provincia donde se generan, pero cuidado, en medio del entusiasmo por tener más, pudiera sumarse doble.
Sin duda, lo planificado para el 2020 en Villa Clara, aunque se aprecia un despegue, resulta mínimo. Continuar buscando alternativas y opciones constituye un gran reto en medio de la compleja situación económica que atraviesa el país, pero existen posibilidades.
La idea de sumar otros productos para la exportación y que las empresas posesionen el tema como prioridad para la gestión de su propio desarrollo, ha sido reiterada por el presidente cubano Miguel Díaz-Canel en varias de sus intervenciones, y reafirmadas por Alejandro Gil, vicepresidente primero del Consejo de Estado y ministro de Economía y Planificación, así como por Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), en varios escenarios.
