Jesús González Triana, timonel por cerca de cuatro décadas del Combinado de Rones Cubanacán Benito Ramírez, del municipio de Camajuaní, en Villa Clara, colectivo Vanguardia Nacional por 36 años consecutivos, se retiró de la vida laboral.
La entidad, una de las galardonadas con la Bandera Aniversario 80 de la CTC, en el año del XXI Congreso de la organización, extrañará su ímpetu juvenil a pesar de sus más de ochenta años, su claridad para encausar procesos, su habilidad para recuperar la maquinaria obsoleta y encontrar soluciones, pero la continuidad está segura, porque Jesús enseñó al colectivo a empinarse por encima de las dificultades y triunfar.
Este hombre octogenario sabe que soñará con los hierros viejos que de manera acompasada se escuchan en los alrededores de la fábrica que cuenta con 117 años de explotación, entiende que su olfato, adaptado al olor del Decano y al resto de los rones que allí se elaboran: Cubanacán, Vodka Villa Clara y Arecha, tendrá solo ahora el del café de cada mañana.
Su vida está ligada a este centro al que llegó cuando se desvinculó de la Columna Juvenil del Centenario, fue un obrero eficiente, dirigió una brigada que resultó ser la mejor, luego la producción; después y por siempre, su director.
Ha dirigido las reparaciones más insólitas e increíbles, lo mismo de una estera, de la máquina tapadora, la envasadora, la enjuagadora, lo hizo con los pocos recursos disponibles, con la ayuda de las empresas del municipio y el ingenio de su colectivo.
Su mayor virtud fue haber dirigido desde la participación colectiva, pudo haber sido ingeniero químico u de cualquier otra especialidad porque posee una inteligencia natural asombrosa que sustenta cualquier título, pero se entregó al lugar que refundó: su fábrica, esa que ha dicho, ha amado con fervor.
Sus trabajadores, las autoridades del municipio de Camajuaní y de la provincia de Villa Clara, reconocieron su entrega en emotiva despedida. Jesús, el decano del Decano, es sin duda un hombre real y útil, de los que cumplieron con humildad y entereza el deber sin aspirar ni pedir nada a cambio, un hombre sencillo que se volvió paradigma por honesto, consagrado y laborioso y dejó grabada su huella en la marca del ron que produjo.