La carrera por la nominación del Partido Demócrata apenas inicia, pero desde ya la cantidad de aspirantes confirman una dispersión del voto que podría lastrar el objetivo de sacar a Donald Trump de la Casa Blanca.
Esa dispersión ha beneficiado a Bernie Sanders en las dos primeras pruebas, el caucus de Iowa y las asambleas ciudadanas en New Hampshire, donde el exvicepresidente Joe Biden pareció desinflado.
El senador Sanders resulta entonces hasta ahora el favorito, pero es apenas la arrancada de una larga carrera en la que hasta ahora participan una docena de aspirantes, incluido el multimillonario y ex alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg.
Sanders ganó con 25,9 por ciento de las papeletas en New Hampshire, pero el centrista Pete Buttigieg, político y militar retirado, ex alcalde de la ciudad de South Bend en Indiana, fue segundo por una diferencia de apenas cuatro mil votos.
Llama la atención que en Iowa Buttigieg obtuvo dos delegados más que Sanders, quien fue el más votado.
Sumados los votos, los candidatos de «centro», que incluyen al ex alcalde de Indiana y al ex vicepresidente Biden, superan a los de los aspirantes considerados progresitas, Sanders y Elizabeth Warren, senadora por Massachussetts, quien ha tenido una mala arrancada.
Sin embargo, especialistas consideran que la fragmentación del voto moderado podría ser positivo para el congresista de Vermont.
Con 78 años, y un infarto en su expediente médico, consiguió convertirse en líder y referente de un movimiento popular que algunos califican de marginal, pero que él define como “coalición multigeneracional y multirracial de la clase trabajadora”.
Nevada y Carolina del Sur serán la primera prueba seria a la aseveración de Sanders de que el suyo no es un movimiento marginal de votantes radicales. Su popularidad entre los votantes negros y la comunicad latina creció las últimas semanas en detrimento de Biden.
Pero las ecuaciones comienzan a tomar en cuenta al ex alcalde de Nueva York, Bloomberg, quien prometió gastar mil millones de su vasta fortuna para derrotar a Trump.
Bloomberg fue elegido alcalde neoyorquino en 2002 por el Partido Republicano, a cuya formación renunció antes de ser reelegido. Desde entonces se acercó al Partido Demócrata, sobre todo por la demanda de mayor control en la posesión de las armas de fuego y en favor de medidas para enfrentar el cambio climático.
Bloomberg apenas ha pisado las calles, pero abrió decenas de oficinas por todo el país y despliega intensa campaña mediática que le sitúan favorito para el 15 por ciento de los votantes.
Por estos días compromete el apoyo de congresistas demócratas, incluidos del caucus negro, y trabaja en los estados del sur, en especial el voto afronorteamericano, en una estrategia que le llevará directamente al supermartes del 3 de marzo.
Ese día votan California, Texas y una docena de estados que otorgan el 40 por ciento de casi dos mil delegados en juego.
Bloomberg es el único entre los aspirantes de su partido en presentar una iniciativa de reforma migratoria, denominada Un paso adelante. En California hay millones de votantes de origen mexicano y su propuesta podría interesarles.
De cualquier manera y como van las cosas, el panorama anuncia a que en la convención de junio la candidatura demócrata será negociada. En ese caso, creo, el stablishment podría decantarse por el millonario Bloomberg como el rival de Donald Trump.