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Con Filo: Día del amor ¿un recordatorio? (+ Audio)

La práctica extendida cada vez más de dedicar un día a casi todos los temas que nos interesan como seres humanos, parecería indicar que necesitamos de constantes recordatorios sobre lo que es importante o no para nuestras vidas.

No debiera ser así, al menos, en la celebración que hoy nos motiva a casi todas las cubanas y los cubanos: el Día del Amor y la Amistad, o de los Enamorados, como también lo conocemos.

Foto: Internet

Le escuché a alguien decir, no con poca razón, que prefiere amar mucho y bien durante los restantes 364 días del año, que no reducir sus sentimientos a solo una jornada de regalos o mimos formales.

Y por supuesto que no estoy en contra del simbolismo de la fecha, ni de que la empleemos como un pretexto para homenajear a nuestras parejas, familiares, amistades, con esta exaltación del amor, al menos durante 24 horas.

Porque mucho se discute sobre la evolución o no de la manera que tenemos de amar. Para algunos, siempre en este asunto los tiempos pasados fueron mejores, y hablan de una pérdida del romanticismo, de las pasiones verdaderas o de la contaminación que producen los excesos de apego a lo material, el debilitamiento de los compromisos y las dificultades propias de lo cotidiano que afectan las relaciones de pareja, hacia el interior de las familias o en el ámbito de nuestras amistades.

Sin embargo, el amor sigue siendo, para la inmensa mayoría, la mejor manera de expresar lo mejor que albergamos como seres humanos, y aunque las complejidades de la vida contemporánea sean mayores, también lo son sus posibilidades para la realización de las personas como individuos, y por qué no decirlo, como amantes de todo lo bueno y valioso que nos rodea y que hemos construido.

Y en la Cuba de hoy, al menos como yo lo veo, amamos con la misma intensidad de cualquier otra época, y tal vez en no pocos sentidos, de una manera más plena, en la medida que somos más libres, más desprejuiciados, menos atados a los convencionalismos y a las estrecheces de mira que a veces empañan o tergiversan el verdadero amor.

Tenemos, además, el raro privilegio de vivir en un país que pretende exaltar, descubrir, implementar y consolidar una nueva forma de amar para la humanidad toda, a partir de otros modos de organizarnos como sociedad, mediante algo tan difícil como una Revolución que preconiza otro modelo de justicia, al cual hemos dado por nombre socialismo.

Al fin y al cabo, como decía el Che Guevara, “El revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor”. En el caso de las cubanas y los cubanos, esa es tal vez la mayor inspiración para todo lo que intentamos hacer, no solo en el presente, sino también hacia el futuro, incluyendo los heroicos actos de resistencia a que por estos tiempos nos obliga el desamor —decir odio sería tal vez más exacto— del agresivo gobierno vecino.

Así que, en este día del amor, o de los enamorados y las enamoradas, no tenemos por qué ruborizarnos a la hora de declarar nuestros afectos y emociones, y hasta nuestros defectos y limitaciones. En definitiva, todo ha sido y será hecho con la voluntad de que nuestras hijas e hijos, nietos y nietas, puedan seguir labrando lo mejor de sí, para crecer y vivir con plenitud y felicidad. Pero no lo reduzcamos a 24 horas, ni pensemos que ama más quien más tiene o mejor regalo hace, sino quien entrega lo mejor de sus sentimientos y hace de los 365 días del año, el Día del Amor.

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