El reconocido tenor Bernardo Lichilín, una de las más sobresalientes voces del bell canto en Cuba ofrecerá el recital Destellos de amor, el jueves 13 de febrero, a las siete de la tarde, en el Oratorio de San Felipe Neri, en el Centro Histórico capitalino, en ocasión del Día del Amor y la Amistad y como parte del programa de festejos por sus treinta años de vida profesional.
El programa previsto para este recital centrado en el amor incluye óperas, obras de compositores de dentro y fuera de la isla, poemas musicalizados de Carilda Oliver Labra y Dulce María Loynaz, así como creaciones del propio Lichilin.
Bernardo José Lichilín Márquez (La Habana, 1966), su nombre completo, es solista del CNMC desde el año 1999. A partir del año 2010 se integró a las principales voces del selecto elenco que bajo la dirección artística del colega Julio Acanda se presenta en el emblemático centro nocturno El Gato Tuerto, en la capital.
Entre los méritos sobresalientes en la carrera artística de este carismático interprete graduado en el Instituto Superior de Arte en 1998, y aplaudido en importantes escenarios de Austria, España, México, Perú, Estados Unidos y Cuba, se encuentra su recurrente presencia en apartadas zonas de la geografía nacional, así como su disposición de llevar su arte a cualquier lugar donde se le solicite: centros de trabajo, escuelas, espectáculos conmemorativos… reclamo avalado por la sencillez que emana de un consolidado prestigio profesional, cuyos orígenes se remontan a su infancia, cuando con seis años de edad subió por vez primera a un escenario. “A los 12 años me incorporé, como actor, al grupo de teatro aficionado Arte Clásico Moderno y luego interpreté al Payaso Piñatita, con el Mago Drakus”, ha dicho.
Su fecunda carrera artística, que lo convierte en una de las voces líricas más significativas del panorama musical cubano de entre siglos, igualmente incluye sus recurrentes y altruistas actuaciones en la variada programación del Centro Cultural Palacio de los Torcedores, donde próximamente será homenajeado, en coordinación con la CTC y el Sindicato de la Cultura, por sus tres décadas de consagración al arte lírico.
Lichilín fue alumno aventajado de la profesora rusa Mariana de Gonicht. “La conocí cuando tenía 19 años y fui aceptado en su academia para recibir clases de montaje de voz y repertorio. Ella supo ver en mí un futuro brillante como cantante. Fue difícil el comienzo, pues no sabía música, pero sí tenía una voz timbrada y afinada para ser educada. Recuerdo que cuando llevaba pocas clases me dijo: ´prepárese Bernardo que va a debutar en la sala Europea del Museo Nacional de Bellas Artes”, dijo en una entrevista con Trabajadores.
En la década de los años 90 del pasado siglo, la zarzuela también acogió las huellas de este tenor que se distingue por su tesitura y extensión vocal. “Hice el personaje de José de la Cruz junto a la reconocida Actriz María de los Ángeles Santana en El Batey, de Ernesto Lecuona. En 1999, interpreté el papel de Leonardo en el espectáculo multimedia Aquella Cecilia, para la Cumbre Iberoamericana de Presidentes, dirigido por José R. Artigas”.
Otros muchos personajes han sido llevados a escena por este virtuoso vocalista que ha hecho memorables sus temporadas en papeles protagónicos y secundarios de obras de grandes maestros como Wolfgang A. Mozart; Ruggero Leoncavallo; Manuel de Falla; Gian C. Menotti; Gaetano Donizetti; Franz Lehár y Giacomo Puccini.
También asumió el papel de José Betancourt en el espectáculo multimedia Ana Betancourt, de Jorge López Marín; y el de Tranquilino en el sainete El sueño de los Carballos, de Norman Milanés. Recientemente vocalizó el tema Habanera tú, junto a la Orquesta Sinfónica Nacional.
Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, durante los últimos años este brillante cantante ha sido ovacionado por sus conciertos, junto al pianista y compositor Franco Rivero, con la interpretación de los Versos Sencillos de José Martí, entre los que seleccionó La Rosa Blanca para el gran espectáculo efectuado el pasado 28 de enero, en el Palacio de los Torcedores, con motivo de los aniversarios 167 del Apóstol y el 81 de la CTC, ocasión en que fue ovacionado por el numeroso público asistente.
Asimismo ha sido invitado a dejar su impronta vocal en varios documentales, entre ellos el dedicado a la vida del naturalista Felipe Poey (1996); Pura música, dedicado a la pianista Pura Ortiz, cuyas excelencias en la ejecución de ese instrumento admira y ha trabajado, con su acompañamiento musical, por más de veinte años.
Reconocido por su buen timbre y volumen de la voz, Lichilín igualmente incursiona en la composición de letras para la interpretación musical. Sus canciones Habanera, Bella Mulata, y Destello, esta última dedicada a la Patrona de Cuba, han tenido resonante éxito entre diversos auditorios, que igualmente han aplaudido su musicalización de los versos Adiós, de Carilda Oliver Labra, y Cuando vayamos al Mar, de Dulce María Loynaz.
Sin embargo, uno de sus sueños más anhelados continúa siendo “realizar un fonograma en solitario con alguna discográfica cubana. Hace varios años, entre el 2013 y el 2016 grabé para el sello Colibrí una antología integral para voz y piano, con canciones de Ernesto Lecuona acompañado del pianista Franco Rivero. También participaron otros prestigiosos cantantes, pero desconozco las razones por las que ese disco no se ha podido editar aún”.