En el complejo gastronómico Punta Brava, de Santa Clara, se juntan la sabiduría y el ímpetu para hacer un dúo en pos de la calidad. Trabajadores experimentados y otros muy jóvenes coinciden en este centro, Unidad Modelo de la gastronomía en la provincia, para brindar un servicio de excelencia, reconocido por los clientes.
Ramcey Aparicio Martínez está atento a los pedidos de los comensales, se le ve cordial y dispuesto en medio de la taberna, un lugar diseñado a la antigua tradición de servir comida y bebida de forma opcional.
Aunque lo avalaban 12 años en el turismo, decidió un día trasladarse al comercio y la gastronomía porque, según cuenta, dedicaba seis horas diarias a viajar y ya sentía cansancio.
“No me arrepiento de la decisión que tomé. Este lugar es exquisito, las opciones que se ofertan son de primera calidad, el trabajo es calmado y tengo la posibilidad de aprender de los que nacieron en este sector, pues esta labor tiene sus particularidades”, aseguró.
En cambio, la historia de Wilfredo Parets Ramos es diferente. Se trata de un hombre cuyo primer trabajo fue un simple centro gastronómico hace más de 30 años, y por un pedido especial pasó a laborar al turismo, pero luego decidió regresar a sus orígenes.
Ha trabajado en muchos de los restaurantes emblemáticos de Santa Clara: La Carreta, Arcoíris, Toscaza, el Piano Bar, y siempre con resultados positivos; hoy es responsable de todo el servicio en el complejo gastronómico Punta Brava. Su experiencia es vital para el más adecuado ritmo de labor en los dos restaurantes: el buffet y el concebido a la carta con comida criolla hecha al carbón, así como en el centro de elaboración y sus puntos de ventas.
“Cada uno tiene sus especificidades. En este lugar puedo desempeñarme con facilidad porque la mayoría son jóvenes y están deseosos de aprender, tienen la responsabilidad nata del gastronómico. Eso hay que sentirlo para poder tratar al cliente con todo el rigor y respeto que merece”.
Geydi Aurora Machado, secretaria general de la sección sindical y capitana de salón, reconoce la valía y empuje de Ramcey y Wilfredo, dos trabajadores ejemplos.
“El colectivo es muy unido y eso se refleja en la atención al cliente, también en nuestra vida interna. Los problemas se resuelven con rapidez, entre todos encontramos la solución, se dan ideas, se buscan opciones, siempre se cuenta con algo nuevo que ofertar, todos estamos pensando en cómo hacer el trabajo lo mejor posible y dignificar el sector, e incluso cómo mantener la calidad para establecer la competencia con los llamados paladares y cafeterías no estatales”, puntualizó.
Casi una década en la vanguardia
Por casi una década la provincia de Villa Clara se ha mantenido en la cima del Comercio, la Gastronomía y los Servicios, y por cuatro veces consecutivas ha obtenido la sede del acto nacional por el Día del Trabajador del sector.
Los resultados ahora se concentran en el sobrecumplimiento del plan de circulación mercantil y el aporte de 8 millones de pesos por encima de lo pactado.
El trabajo ha logrado una integralidad singular, además, por el rescate, remozamiento e inauguración de diferentes obras sociales en varios municipios, entre estos Ranchuelo, Santo Domingo, Sagua la Grande y Santa Clara.
En este último se rescataron centros emblemáticos; por ejemplo, el Daiquirí, y el complejo La Minerva, y se realizan acciones en el Arcoíris.
Asimismo se cumple con diversos programas medulares como el energético, la atención a la familia, la merienda escolar y dietas especiales. Es significativo, por tanto, el trabajo sindical estable y sostenido. Elevaron a 23 la cifra de colectivos laborales acreditados como Unidad Modelo, hasta entre los trabajadores por cuentapropia. En el período fueron estimulados con la Bandera Proeza Laboral, el atelier Nuevo Diseño y la brigada que colaboró en la recuperación tras los daños del tornado que afectó La Habana en enero del 2019.
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