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La Fortuna que da la tierra (+ Fotos)

A unos 300 metros sobre el nivel del mar, en la precordillera de la Sierra Maestra, los hermanos Nivardo Reyes Manzo y Augusto Reyes García han apostado la vida al cultivo de la tierra y de esta sacan frutos de alta calidad, que los distinguen entre los productores del municipio de Buey Arriba, en la oriental provincia de Granma.

 

Fotos: Rafael Martínez Arias.

Experiencia, investigación, perseverancia, inquietud y voluntad de trabajo forman parte de las atenciones culturales que cada uno vierte en su conuco, para perpetuar el oficio paterno y hacer florecer esa otra herencia que en la comunidad de Limones se conoce como finca La Fortuna.

Nivardo, de 66 años de edad, sobresale cosecha tras cosecha como el mejor caficultor de la localidad, teniendo en cuenta no solo los rendimientos, sino el grano de primera calidad que entrega a la empresa.

Asociado a la cooperativa de créditos y servicios Israel Manso, posee 10 hectáreas de café, practica la agroecología, generaliza buenas experiencias de otros productores, emplea medios de control biológico para combatir las plagas y asegura no tener cosechas bajas.

Cuando la gente habla de poco yo siempre tengo bastante, porque así como dijo José Martí, si usted cuida la tierra ella le produce más, expresó aludiendo a preceptos del Héroe Nacional.

Ocupado, actualmente, en un proyecto para incrementar los volúmenes del cerezo con destino a la exportación, Reyes Manzo afirmó que mientras tenga fuerzas seguirá dedicándose a la agricultura en función de mejorar su economía y la del país.

Café y cacao para más exportaciones

Similar empeño impulsa al segundo protagonista de esta historia de La Fortuna, quien distribuye su tiempo entre cinco hectáreas de café y cacao con el objetivo de incrementar las producciones de ambos rubros exportables.

Responde al nombre de Augusto Reyes García y acumula 55 abriles, en su inmensa mayoría consagrados a la tierra: “Bueno, descuéntele los tres de servicio militar, nada más; y pienso morir aquí también, porque hay que darle continuidad a lo que nos enseñaron nuestros padres”.

Explicó que el bichito de sembrar cacao lo picó hace dos años, cuando unas escasas tres libras conformaron sus primeras entregas, y después de sortear malos augurios compró posturas y empezó a experimentar.

Hoy cuenta con toda una hectárea y ha incrementado su potencial hasta los 32 quintales, para lo cual adquirió plantas en el propio Buey Arriba, y unas mil 500 desarrolladas por la modalidad de injerto en el municipio de Baracoa, el mayor productor de la bellota en Cuba.

Pero unido a esa pasión Augusto no descuida su plantación de café arábico –también de exportación– que en la cosecha del pasado 2019 le aportó 702 latas de primera calidad.

Considera que los precios actuales del cerezo animan al campesino y representan un mejor futuro, pero llegaron en un momento en el cual existen muchos casos de plantaciones muy viejas, problema que habla de la necesidad de renovar e invertir en los cafetales, resaltó.

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