La pelota cubana arrimó nuevas noticias. Matanzas todavía festeja su histórico cetro de la 59 Serie Nacional y ya se alista para un tope amistoso en Nicaragua; la preselección Sub-23 de cara al evento clasificatorio mundial entrena en Sancti Spíritus, mientras el torneo preolímpico en Arizona (del 22 al 26 de marzo) y el comienzo de la 60 temporada beisbolera marcan no pocas jornadas de trabajo desde ahora.
Los yumurinos dirigidos por Armando Ferrer y sin más refuerzos que los obtenidos para la segunda fase, jugarán tres encuentros en Managua con la selección nacional y uno con el equipo Sub-23, del 14 al 16 de febrero (dos de ellos serán a siete entradas). Por esa razón deberá postergarse la Gala de Premiaciones en el Teatro Sauto, prevista inicialmente para la noche del 15, pero sin que exceda el segundo mes del año.
En cuanto a la tropa menores de 23 que rectorea Eriel Sánchez, la meta es avanzar en el grupo B con sede en Honduras. Además de los anfitriones, rivalizarán contra Guatemala, Argentina, Colombia y Panamá en busca de quedar entre los primeros y avanzar a la súper ronda en Managua.
En la propia capital nicaragüense tendrá actividad la llave A, compuesta por Brasil, Costa Rica, Dominicana, Venezuela, El Salvador y los locales. Solo los tres medallistas sacarán boleto a un mundial que tendrá por asiento a México, campeón vigente en esta categoría, en octubre de este propio año.
En cuanto al torneo preolímpico en tierras estadounidenses, Cuba empezará su preparación desde el 2 de febrero con una preselección de 38 nombres bajo la dirección de Miguel Borroto. Un tope interno entre ellos y la Sub-23 del 11 al 15 de febrero (abierto al público en el Estadio Latinoamericano), así como un presumible corte en los primeros días de marzo dejarán listo el conjunto que lidiará frente a Canadá, Colombia y Venezuela en su apartado; en tanto EE. UU., Dominicana, Puerto Rico y Nicaragua lo harán por el otro.
Los dos mejores de cada zona pasarán a la siguiente fase en la que se arrastrarán los resultados y saldrá el campeón con el único cupo olímpico a Tokio 2020. De no alcanzarlo, quedar segundo o tercero el torneo abrirá el último chance de llegar a la capital nipona en la justa intercontinental de Taipéi de China, del 1.º al 5 de abril.
Y en ese propio cuarto mes del año, en una fecha por precisar todavía, comenzará la 60 Serie Nacional, la cual volverá a contar con 16 equipos —por cierto, ocho mentores repetirán, seis debutan y dos retornan a puestos de timonel—, un calendario regular de 75 juegos (así se presentó en la consulta popular y debe aprobarse en los próximos días), no habrá refuerzos en toda la temporada y la semifinal y final se mantiene con los esperados y emotivos play off.
El nacimiento luego (octubre o noviembre) de un torneo élite con más calidad y alrededor de 45 desafíos concretará la vida de nuestro deporte nacional, marcada también en el 2020 por la presencia de un elenco en la tradicional semana beisbolera de Holanda (junio) y el tope contra Estados Unidos en nuestros terrenos (julio).
Para esta 60 edición vale adelantar la organización con mejor planificación, frescura, iniciativas y el concepto de espectáculo visto en el cierre de esta temporada. No tendremos a casi 20 peloteros por contratos internacionales, pero lejos de extrañarlos o sentir la lógica afectación en cuanto a calidad, se impone pensar en erradicar fallas vistas años tras año y apostar, con toda lógica, al talento joven que queda en casa.
El reto del béisbol cubano en el 2020 pasa por la utopía de volver a unos Juegos Olímpicos en los que acumulamos tres oros y dos platas y la posibilidad real de fortalecer la Serie Nacional y crear una Liga Cubana con mayor incentivo competitivo y material. Cualquier otro sueño es posible, pero debemos ser realista.