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Lo menos atendido urge conservarlo

Enlatar cualquier vegetal y hacerlo con calidad es una tarea fácil para los experimentados trabajadores de las emblemáticas fábricas de conservas de los municipios de Majagua y Florencia, de la central provincia cubana de Ciego de Ávila.

Con los medios esenciales, como en esta industria de la agricultura, debieran estar protegidos los conserveros avileños del Minal. Foto: José Luis Martínez Alejo

Cuando ellos tienen en el puesto de trabajo toda la materia prima contratada con las entidades suministradoras, ni la obsolescencia tecnológica se les resiste. Sin embargo, las oportunidades escasearon durante el 2019, debido a la entrada a las industrias de solo el 33.2 % de los productos agrícolas planificados.

Así y todo, sobrecumplieron la producción física total, pero la mercantil se comportó al 66.7 %, 2 mil 200 toneladas se dejaron de producir en envases doy pack. Además del insuficiente suministro de tomate, incidió la falta de latas número 10 y las roturas de las máquinas tapadoras.

Pese a los traspiés productivos en renglones que debieron generar más valores, la avileña Unidad Empresarial de Base de Conservas de Vegetales, perteneciente al Ministerio de la Industria Alimentaria, gozó de salud en relación con el comportamiento favorable de los gastos, los costos y las utilidades el pasado año, etapa en la cual crecieron la productividad del trabajo y el salario medio.

Aunque, no debe cambiarse salud por dinero y sí urge conservar la integridad de lo primero: el recurso humano. Por ejemplo, del presupuesto asignado para la llamada atención al hombre, quedaron sin utilizar casi 12 mil 500 pesos cubanos convertibles. Las partidas presupuestarias con menor nivel de ejecución fueron el estímulo a trabajadores destacados (9.48 %), la protección física (66.2), los equipos de protección personal y la ropa sanitaria (72.3) y el reforzamiento alimentario (74.5).

Al decir de esa relativa deferencia para con los trabajadores, los conserveros avileños se las ingeniaron para prevenir accidentes, pero no pudieron evitar las molestias en la piel por las salpicaduras de productos calientes, debido a la carencia de los medios idóneos para garantizar la seguridad y salud en el trabajo.

La queja volvió a «cocinarse» en la asamblea de análisis del plan económico 2019 y la aprobación de las proyecciones para el nuevo año. A ello se sumó la inquietud relacionada con las condiciones laborales, ante la falta de varias tejas y poca iluminación en almacenes de insumos y productos terminados.

Resulta que la Empresa Nacional de Conservas de Vegetales se quedó corta y le soltó como «papa caliente» la gestión a la UEB que comenzó a «forrajear» en el último trimestre del año pasado; al llegar a los proveedores encontró la respuesta indeseada: «no hay botas con casquillos, ni delantales PVC, ni caretas con filtros…». Así no pudo  guapear su equipo de aseguramiento material; además, tenía en contra los más 323 mil 670 pesos que le deben a la unidad sus clientes estatales.

Ahora valgan los buenos augurios sobre la definitiva arrancada de la moderna línea en Majagua y la futura inversión en Florencia. Sin embargo, no puede pensarse en quedar bien con la economía y comportarse regular o mal en la atención a los trabajadores que son los hacedores de la Vita Nuova, de la salsa para pastas alimenticias, el tamal enlatado, las especias y condimentos, entre otros renglones que sustituyen importaciones y algunos con perspectivas para la exportación.

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