Con motivo del Día del Teatro Cubano, el Centro Cultural Palacio de los Torcedores, organizó un emotivo homenaje al destacado actor, director, dramaturgo y cantante Francisco (Paco) Alfonso Hernández (La Habana 1906-1989), con motivo de celebrarse el aniversario 31 de la desaparición física de este revolucionario artista considerado como una de las figuras más significativas dentro del movimiento de la vanguardia teatral cubana, estrechamente vinculado al movimiento sindical y a esta institución.
Durante la velada actuó el grupo Marabal Compañía, que dirige Tulio Marín, el cual presentó fragmentos de la obra Argayú Sola Condocó, escrita y representada por Paco Alfonso en el año 1941, la cual recrea varios patakines de la cultura yoruba, a través de los personajes de Changó, Yemayá y Obatalá, muy bien defendidos por los actores de este colectivo, los cuales ganaron palmas del público.
Una revelación devino la agrupación L´Ensemble Akorín Cuba, perteneciente a la Sociedad Yoruba de Cuba, jóvenes músicos que hicieron un excelente acompañamiento musical a la representación de la pieza, en tanto ejecutaron otras cuyas interpretaciones vocales estuvieron a cargo del cantante y actor Etiane Luis Alfonso, hijo de Paco Alfonso, cuya viuda, Elena Garay, del grupo Teatro Cimarrón, hizo galas de sus dotes interpretativas con varios temas del repertorio cancionístico insular.
Asistieron, entre otros, el dramaturgo, poeta, ensayista y periodista Alberto Curbelo Mezquida, director de Teatro Cimarrón, acompañado de varios actores de ese grupo; así como actores de otras agrupaciones escénicas y público invitado de la comunidad de Cayo Hueso.
El emotivo homenaje fue organizado por el director artístico del Centro Cultural Palacio de los Torcedores, quien en las palabras de apertura destacó la participación de Paco Alfonso en la vida artística de la capital, desde que muy joven comenzó con el desempeño de ocupaciones diversas y estudios como los realizados en la Escuela Municipal de Música de La Habana. En 1929 formó parte del elenco de una película cubana silente: Pasión criolla y se incorporó, también como actor a la Compañía de Zarzuelas Españolas. Desde entonces comenzó un desarrollo actoral que lo llevó a incorporarse a distintos grupos teatrales. Fue miembro del Partido Socialista Popular y cofundador del Teatro Cubano de Selección en 1930. En 1932 aparece en el primer largometraje sonoro cubano: La serpiente roja.
Fue director del Teatro Popular desde 1943 hasta1945 (considerado el primer esfuerzo cubano por acercar el arte dramático a las clases bajas y masas trabajadoras) y de su órgano oficial, la revista Artes, en 1944.
Teatro Popular mantuvo una estrecha vinculación con el movimiento sindical y buscó soluciones para alcanzar una mayor eficiencia de sus propósitos movilizativos: desde el montaje de obras en los locales de las sociedades obreras, suscripciones para las temporadas con precios mínimos, hasta la adquisición de un teatro portátil que les permitiera realizar las puestas en los más diversos espacios abiertos. Teatro Popular y su revista Artes integraron un archivo de materiales teóricos y críticos, así como una colección de obras teatrales, que fueron ubicados en el edificio de la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC), lo que evidencia su grado de compromiso con el movimiento sindical de esta época. En 1945, cuando el gobierno decidió la eliminación de los sindicatos y las fuerzas policiales allanaron los locales de la CTC, este valioso archivo resultó totalmente destruido.
En 1949 escribió una obra que fue premiada en un concurso de la época: Yari, Yari, Mamá Olúa y un año después obtuvo el premio Nacional de Teatro por Cañaveral, obra que tuvo una presentación de teatro leído en la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo, fue publicada en 1956 y se convirtió en una de sus piezas más conocidas y representadas. Al siguiente año, 1951, obtuvo el Premio Prometeo, que auspiciaba el grupo teatral del mismo nombre, con la pieza Yerba Hedionda y fue asesor del Grupo Teatro que funcionó durante un breve lapso en la Sociedad Nuestro Tiempo.
Igualmente se desempeñó como escritor radial para las emisoras RHC Cadena Azul y Mil Diez, las que estrenaron varias radionovelas de su autoría. A partir de 1950, fecha en que se inauguró la televisión en Cuba, inició su labor como actor en ese medio. Como escritor estrenó una telenovela, Tierra cubana, que le valió la obtención del premio de la Crítica Periodística en 1953.
Paco fue asimismo fundador de la Asociación de Artistas Teatrales de Cuba y de la Federación Nacional de Espectáculos de Cuba, de la que además fue secretario general. En 1956 creó la sala teatral El Sótano. Actuó en la serie televisiva En silencio ha tenido que ser. También tuvo una larga trayectoria actoral en la radio nacional e intervino en varios filmes.
Durante varios años fue Asesor de la Dirección de Teatro del Consejo Nacional de Cultura. En 1986 escribió la que resultaría su última pieza dramatúrgica Sin Aibiri no hay Dumba.
Con 74 años de edad Paco brilló en su actuación especial como el íntegro padre del agente David (Sergio Corrieri), en la serie televisiva cubana En silencio ha tenido que ser, que gozó de preferencia entre los cubanos.
Nacido en La Habana el 29 de noviembre de 1906, Paco Alfonso desde su posición como director de Teatro Popular fomentó la dramaturgia cubana, y sirvió a la divulgación de las ideas sociales más avanzadas y a la lucha contra el fascismo. Estrenó veinte obras cubanas en sus dos años y medio de labor, entre cuyos autores se destacan algunos nombres relevantes de la literatura cubana como: Luis Alejandro Baralt, José Antonio Ramos, Luis Felipe Rodríguez, Nicolás Guillén, Félix Pita Rodríguez. También se ocupó de presentar piezas de autores extranjeros de nombradía como Federico García Lorca, Luigi Pirandello, Eugene O’Neill, Florencio Sánchez, entre otros. Dentro de su línea de teatro de arte y de agitación, introdujo en Cuba la obra de Máximo Gorki, de quien estrenó Los bajos fondos y dio a conocer algunas piezas de la dramaturgia soviética.
También actuó en otros dos filmes: El remake de Manuel García, el rey de los campos de Cuba y Un desalojo campesino, dirigido por José Tabío.
Fuente: EcuRed.