Agustín Bejarano Caballero (Camagüey, 1964), concluyó 2019 con trascendentales éxitos en su ascendente carrera profesional. Entre ellos se destacan su exposición personal titulada Diamantes en la noche, en la galería Servando Cabrera, del municipio habanero de Playa, considerada entre las mejores muestras colaterales de las 200 exhibidas en esa edición del más importante encuentro de las artes visuales en Cuba; y sus tres sonadas exhibiciones, en la segunda mitad del año, en importantes instituciones de Italia, como el Palazzo Ca’Zenobio y el Museo Diocesano de Terni.
La obra de este maestro del arte contemporáneo insular es conocida en los más apartados rincones del mundo, en los que ha sido presentada a través de prestigiosas galerías, bienales, ferias y otros eventos. Por supuesto, exigentes públicos del Viejo Continente, y dentro de él, los de varias regiones de la península Itálica, han disfrutado de la sinceridad y astucia que caracterizan la producción iconográfica del excelso pintor y grabador, cuyo arte está eminentemente comprometido con su tiempo.
La primera de las exhibiciones de arte cubano contemporáneo organizadas en aquella nación ubicada en el Mar Mediterráneo, cuna del Humanismo y del Renacimiento, curada —junto con el prestigioso crítico y ensayista David Mateo— por la también cubana especialista en arte Suzzete Rodríguez, incluyó a Bejarano en la nómina de creadores seleccionados por ella para este gran proyecto que tuvo como sede, bajo el título de Identidad y diferencia, entre los meses de mayo y junio del pasado año, el célebre Palacio Ca ‘Zenobio, un edificio antiguo, con estructura de palacio de estilo barroco, situado en Venecia, Italia.
Durante el tiempo en que se mantuvo abierta la muestra, miles de personas de esa región, así como galeristas, entendidos y turistas de diferentes partes del orbe, que apreciaron los trabajos de Bejarano los consideraron entre lo mejor expuesto en aquella suntuosa edificación construida en 1690 por la familia Zenobio, que conservó la posesión hasta el siglo XIX, y donde se alberga buena parte del patrimonio barroco de Venecia.
En ese mismo lugar (octubre-noviembre), el laureado artífice igualmente participó, junto a otros colegas coterráneos, en otra exposición que bajo el título de Horizontes de Utopía, también curada y organizada por Suzzete Rodríguez con obras de varios autores cubanos, y que ocupó otra área de la hermosa mansión diseñada por Gaspari, alumno de Baldassare Longhena, la cual sobresale por sus encantadores jardines y por los decorados existentes en el Salón de los Espejos con escenas de la vida de la emperatriz Zenobia.
La obra de Bejarano logró reconquistar Italia por la singularidad de su pintura, cuyos discursos están extraídos de los más auténticos valores de la sociedad cubana contemporánea —su inagotable fuente de inspiración—, los que reconstruye como “espacios por donde ve pasar —como en un filme— disímiles fragmentos de su vida objetiva y simbólica, reciente y pasada”, tal ha expresado el reconocido crítico David Mateo.
De la legendaria Venecia, la obra de este prolífico artista pasó, entre los meses de octubre y noviembre últimos, a uno de los salones del Museo Diocesano de Terni, inaugurado el 23 de junio de 2005 en la ciudad italiana de igual nombre, capital de la provincia de Terni, en la región de Umbría, donde formó parte de la muestra titulada Presagios, igualmente curada y emprendida por Suzzete Rodríguez en esa bella instalación fundada por el sacerdote Fabio Leonardis (1950-2008).
De tal modo, los cuadros de Bejarano, junto a los de otros colegas suyos, ocuparon el área de 250 m² habilitada en ese centro para exhibir el arte contemporáneo de distintas latitudes, junto con la colección que allí se atesora en otros 400 m² con obras de arte sacro, realizadas entre los siglos XV y XVIII procedentes de las iglesias de la diócesis de Terni-Narni-Amelia.
Vale significar la importancia que este maestro le ha adjudicado a la presencia de su obra, en tres ocasiones durante la segunda mitad el año 2019, en importantes centros de Italia, país que además posee el mayor número de lugares —55 en total— declarados por la Unesco como Patrimonios de la Humanidad y la historia lo registra como hogar de muchas culturas europeas, como la nurágica, la etrusca, la griega y la romana.
Las narraciones de Agustín Bejarano tienen mucho que ver con sus complejas y fundadas tesis acerca del universo filosófico de la vida del hombre, juicio que desde su serie Imágenes en el tiempo (1998-2003) irradió categóricas reflexiones sobre el equilibrio entre el ser y el no ser, el bien y el mal, lo conocido y lo desconocido… y encontró fértil y profusa continuidad en sus posteriores cuadros integrados al cosmos creativo de Los Ritos del Silencio, recurrentemente enunciados por él en sus posteriores producciones pictóricas.
Es tan hermoso observar las manos y rostros de un creador y artista cuando sus manos dibujan, pintan, esculpen y hacen brotar a través de ellas la chispa divina creadora, ese don inigualable que las Musas del Olimpo han elegido para que sea él el genio seleccionado para darles vida. ¡ Bravo Agustín ! ¡ Muchos años de vida, salud, prosperidad y actividad creadora !
Si algo fuerte y divino hay en el hombre, es la voluntad de creación, su luz interior prevalecerá en ella, felicidades Agustín.