El próximo sábado 18 de enero Cuba vivirá un día trascendental en materia de institucionalidad y democracia. En cada provincia serán elegidas las figuras de gobernador y vicegobernador, cargos que tendrán como misión garantizar el desarrollo económico y social de los diferentes territorios, en consonancia con los objetivos trazados a nivel de nación.
El proceso, de carácter inédito, reviste singular importancia para todos los cubanos. Pero para quienes acumulan varias décadas de vida y pudieron apreciar las elecciones de los gobernadores antes del triunfo de la Revolución Cubana, la jornada adquiere un valor simbólico mucho mayor.
Así lo considera el octogenario José Manuel Toirac, residente en el municipio holguinero de Antilla y a quien no se le han olvidado las “tretas” que en el período neocolonial realizaban los políticos para acceder al poder.
Cuenta que apenas siendo un niño en su Baracoa natal se dio cuenta del engranaje corrupto que sostenía al sistema electoral de la época: “Recuerdo que no tenía zapatos para ir a la escuela y mi mamá me dijo que fuera a hablar con su compay Manuel Gallinar, un señor que aspiraba a ser alcalde de Baracoa. Luego de pedirle que nos ayudara con dinero para comprarme los zapatos, me dijo que eso sería posible cuando yo trajera la cédula de votar de mi mamá”.
El anciano, que desde hace 60 años se mudó al poblado de Antilla y conformó junto a su esposa Angelina Chiong una familia armoniosa y revolucionaria, rememora que en aquellos tiempos los gobiernos no se interesaban en el ciudadano común y solo aspiraban a escalar peldaños.
Manifiesta que ahora hay una gran diferencia. A partir del triunfo revolucionario el pueblo elige a sus dirigentes democráticamente. “Los gobernadores y vicegobernadores que tendremos próximamente respaldarán al pueblo. No serán jamás como aquellos que sufrí en la infancia”, asegura.
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