Fotos: Rubiera y Emisora Provincial CMKC
Desde la tierra que cuida, con amor y compromiso infinitos, los restos mortales del más universal de todos los cubanos, se levantan voces en tono de desagravio por los vandálicos hechos cometidos recientemente contra bustos de José Martí, Héroe Nacional.
Desde que se conoció de tan ultrajantes sucesos, el pueblo de la más suroriental de las provincias cubanas, donde la huella y el pensamiento del Apóstol de nuestra independencia permanecen vivos y venerados, se han sucedido actos de desagravio en diferentes escenarios.
Con el protagonismo de la más joven generación de santiagueras y santiagueros, acompañados por otros muchos hijos de esta tierra, se han realizado encuentros de condena en la Universidad de Oriente, la Casa del Caribe, comunidades urbanas como los bloques H y G, del distrito José Martí, el reparto Versalles y la escuela de formación para maestros Floro Regino Pérez.
Han lidereado las manifestaciones organizaciones como la Brigada de Instructores de Arte José Martí, el Movimiento Juvenil Martiano, la Sociedad Cultural José Martí, la Organización de Pioneros José Martí, la Unión de Jóvenes Comunistas, la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, la Central de Trabajadores de Cuba, la Federación Estudiantil Universitaria, la Federación de Mujeres Cubanas y los Comités de Defensa de la Revolución.
No han faltado en estos momentos la evocación al pensamiento martiano y fidelista, entrelazados por el amor a la patria, la entrega sin límites a esta y la defensa de los más elevados valores humanos.
Desde el propio ideal del Maestro ha quedado en claro que:
“Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres”.
El ultraje cometido por unos pocos contra bustos del Maestro ha recibido la condena moral de millones de cubanos dignos que aprecian en su dimensión más amplia lo que fue, es y será Martí para la nación y el mundo: faro, luz, ejemplo, símbolo, savia.
Así está hoy Martí en el corazón de Cuba, en el corazón de los cubanos, así permanecerá: inmaculado, intachable.
Desde Santiago de Cuba, tierra que lo encubre desde el cementerio patrimonial de Santa Ifigenia, en la Ciudad Héroe, donde se custodian sus restos mortales y se veneran su vida y su obra, José Martí se confirma como el alma de la patria.