Que México presida la institución más latinoamericana de nuestros días es por sí mismo un aval de su importancia, porque se trata de una nación y de un gobierno en una batalla frontal contra un orden socio económico y comercial que ha sembrado desigualdad y pobreza. Recordaron fuentes de la secretaría.
Hacia el objetivo de lograr esa unidad y nuevos consensos apunta entre otros aspectos el plan de trabajo presentado en noviembre pasado por la cancillería mexicana a los miembros de la Celac, expresan esas fuentes al confirmar que todo está listo para recibir a los cancilleres invitados.
La importancia de esa comunidad radica en que se trata del único mecanismo regional de diálogo y concertación política que concentra exclusivamente a los 33 países de la región de América Latina y el Caribe, agrupa el 17 por ciento de los miembros de la ONU, se argumenta en el programa de trabajo.
Agrega que las naciones miembros concentran a 624 millones de habitantes, y ocupan el 15 por ciento del territorio del planeta donde se genera 7,1 por ciento del PIB mundial.
No son cifras para desdeñar y por sí mismas expresan la necesidad de construir un liderazgo de prestigio que trabaje por la restauración de la unidad latinoamericana y caribeña, y la revitalización de la Celac para actuar sin divisiones, como región, en los foros multilaterales, indican a su vez medios diplomáticos en este país.
México, además, no es ajeno a la Celac pues fue en la II Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo realizada en la Riviera Maya el 23 de febrero de 2010, donde se acordó la creación de este organismo con el fin de reunir a todos los estados latinoamericanos y caribeños en una sola institución.
Esta finalmente quedó constituida el 3 de diciembre de 2011 en una cumbre fundacional realizada en Caracas, Venezuela.
Mañana comienza una nueva época para la Celac como mecanismo de concertación política e integración, aspectos en los que México tiene una gran experiencia, expresaron fuentes de la secretaría.
Agregaron que la presidencia pro témpore es un instrumento idóneo para convertir en realidad la proclamación en la cumbre de La Habana de 2014 de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por los jefes de Estado y Gobierno de los 33 estados miembros.
El canciller Ebrard al presentar el plan de trabajo insistió que México pretende ejecutar en su período como presidente pro témpore esos objetivos de paz y unidad.
Agregó que se proponen identificar sinergias entre los miembros y proponer juntos una agenda ‘a la medida de nuestros objetivos y ambiciones, expresando la voluntad de trabajar para robustecer la institucionalidad del mecanismo y alcanzar nueva fortaleza en la unidad’.
México ha hecho suyos los principios del diálogo y la concertación política, y considera a la Celac como un mecanismo articulador para trabajar sobre la base del consenso y la defensa de la paz, un espacio orientado a enfrentar desafíos comunes, respetando a su vez las diferentes corrientes políticas e ideológicas de sus integrantes.
