La victoriosa batalla de Guisa, librada por combatientes del Primer Frente José Martí y del Tercer Frente Mario Muñoz, bajo el mando directo del Comandante en Jefe Fidel Castro, fue la primera de una indetenible cadena de triunfos con los cuales el Ejército Rebelde consolidó sus posiciones en torno a la ciudad de Santiago de Cuba.
La toma de esa urbe constituía el objetivo principal de aquella ofensiva final, denominada Campaña de Oriente. Semanas antes, el 13 de noviembre, mediante instrucciones emitidas a través de Radio Rebelde, el máximo jefe revolucionario había precisado las misiones a cumplir por cada uno de los frentes de guerra, dentro y fuera de la provincia oriental.
En correspondencia con ello, en el transcurso de diciembre efectivos del Segundo Frente Oriental Frank País, bajo la jefatura del comandante Raúl Castro Ruz, rindieron La Maya, Songo, Cuneira, los centrales Soledad, Baltony, Alto Cedro y Borjita, El Socorro, San Luis, Marcané, Minas de Ocujal, Caimanera, Cueto y Sagua de Tánamo; algunas de estas acciones las realizó de conjunto con unidades del Tercer Frente.
Combatientes de ese último frente, dirigido por el comandante Juan Almeida Bosque, se apoderaron de Puerto de Moya, Dos Palmas, La Aduana y El Cobre, hicieron varias incursiones dentro de la capital provincial.
Asimismo, junto con miembros del Primer Frente tomaron Palma Soriano para situarse a menos de 40 kilómetros de Santiago, cuyos accesos por carretera y vías férreas mantenían interrumpidos.
El Cuarto Frente Simón Bolívar que, subordinado al comandante Delio Gómez Ochoa, debía impedir la entrada de tropas procedentes de Camagüey, se encargó de rendir a Puerto Padre, La Guanábana, el central Chaparra, San Andrés, Bartle, Manatí y Buenaventura.
Simultáneamente, las tropas del Primer Frente combatieron en Arroyo Blanco, sitiaron a Maffo -cerco que se extendió del 10 al 30-, tomaron Baire y liberaron a Jiguaní.
[note note_color=»#f0f9f3″ radius=»2″]Puede leer también: La batalla de Guisa desencadenó la Operación Santiago[/note]
En cumplimiento de su misión, los efectivos del Frente de Camagüey combatieron al enemigo en el central Najasa, San Miguel del Junco y Campo Alegre; atacaron Marroquí y el aeropuerto del central Francisco; asaltaron el tren Holguín Guáimaro y liberaron Tamarindo y Jobabo.
En Las Villas, las fuerzas bajo el mando de los comandantes Ernesto Guevara de la Serna y Camilo Cienfuegos Gorriarán, liberaron Fomento, Guayos, Cabaiguán, Placetas, Caibarién, Remedios, Sancti Spíritus, Zulueta, Meneses, Manicaragua, Báez, algunos pequeños poblados y todos los centrales azucareros.
En el resto de la nación, los grupos guerrilleros de La Habana y Matanzas destruyeron puentes en carreteras y líneas férreas, tomaron el central Dos Rosas y Zorrilla, y combatieron en Martí y San Miguel de los Baños; mientras los de Pinar del Río intensificaron las emboscadas, los sabotajes y ataques a poblados, y la destrucción de las vías de comunicación.
El impetuoso avance rebelde provocó que, para el 28, Santiago de Cuba se hallara aislada del resto del país, y Guantánamo, Bayamo, Tunas y Holguín cercadas y sin otra alternativa que la rendición.
Para esa fecha los combatientes de Las Villas habían cumplido el objetivo de dividir la Isla en dos, y al amanecer, en tanto la Columna Invasora No. 2 Antonio Maceo continuaba combatiendo en Yaguajay -liberado el 31 luego de diez días de enfrentamientos-, el comandante Guevara emprendió el ataque contra Santa Clara.
Ese propio día, Fidel y el mayor general Eulogio Cantillo Porras, jefe del Primer Distrito Militar, por solicitud de este se reunieron en el central Oriente, donde acordaron no aceptar un golpe militar, subordinar incondicionalmente a la jefatura rebelde las tropas del ejército que se incorporaran a la Revolución, y no permitir la fuga de Batista ni de ningún otro personaje responsable de los desmanes de la tiranía.
La traición de Cantillo no tardó en develarse, y el jefe rebelde, quien había proseguido adelante con sus planes porque solo confiaba en sus efectivos, ordenó aproximarse a Santiago de Cuba.
Tal era la situación cuando, al amanecer del 1ro. de enero de 1959, se conoció la huida del tirano y el intento de golpe militar fraguado en La Habana. Ante esos hechos, el líder de la Revolución conminó a la guarnición de Santiago de Cuba a rendirse y advirtió que de no hacerlo la ciudad sería tomada por asalto. Poco después, en reunión con Fidel en El Escandel, los oficiales de ese mando, encabezados por el coronel José M. Rego Rubido, acordaron deponer las armas y subordinarse al Ejército Rebelde.
Asimismo, el Comandante en Jefe ordenó a Camilo y al Che dirigirse a la capital del país para tomar la Ciudad Militar de Columbia y la fortaleza militar de La Cabaña, respectivamente, y llamó a los cubanos a una huelga general revolucionaria que impidiera el escamoteo del triunfo.
La respuesta de los trabajadores no se hizo esperar, y cuatro días después, cuando consideró derrotada la conjura, Fidel solicitó de los líderes obreros y todos los trabajadores «(…) el cese de la Huelga General Revolucionaria que culminó en la más hermosa victoria de nuestro pueblo (….).»
[note note_color=»#f0f9f3″ radius=»2″]Recomendamos:
• 1958: Últimos días de la guerra
• Por la conquista de un año nuevo en libertad: Juntos, rebeldes y trabajadores
• La huelga general que consolidó la victoria
• Diciembre de 1958: el umbral de la victoria
• Jaque mate a la tiranía (+ Fotos)
• 1 al 4 de enero de 1959: Cuatro días que consolidaron la victoria (Cronología) [/note]