Alina Perera Robbio, enviada especial
Desde la pasión y un afán solidario convertido en obras que ya duran casi tres décadas, el argentino Horacio Novoa compartió sus reflexiones sobre Cuba y su Revolución, sobre la nueva etapa que se abre en su país con la toma de posesión de Alberto Fernández, y sobre la importancia de la unidad de los sectores partidarios de las mejores causas
Buenos Aires.— Muchos argentinos pueden conversar sobre Cuba con los ojos cerrados. La realidad de nuestra nación les interesa tanto, que palmo a palmo la han ido analizando y descubriendo —y lo más valioso: han decidido defenderla—. Es ese el caso de Horacio Novoa, miembro de la Casa de la Amistad Argentino-Cubana en la zona norte de la provincia de Buenos Aires, quien habla con orgullo de lo que él y sus compañeros han hecho en décadas para acompañar a la Revolución.
Horacio recuerda, como si hubiese sido ayer, la histórica visita del Comandante en Jefe a Argentina, invitado en el 2003 por el entonces presidente Néstor Kirchner para participar en su toma de posesión. El discurso de Fidel en la escalinata de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), resultó muy emotivo, y todavía aquí se habla de esas dos horas de especial comparecencia.
Aquella era la tercera visita del excepcional luchador al país austral. La primera había ocurrido en mayo de 1959, con la Revolución cubana recién nacida. Fidel fue recibido entonces por el mandatario Arturo Frondizi. Y en octubre de 1995 volvió a suelo argentino para participar en la V Cumbre Iberoamericana en Bariloche. La cuarta ocasión en que tocó tierra argentina —y la última emprendida por él de carácter internacional— se produjo en el 2006 para asistir a la Cumbre del Mercado Común del Sur (Mercosur).
En el 2003, Fidel cumplió una intensa agenda que incluyó la asistencia a los actos de asunción de Néstor, y homenajes al Libertador San Martín, en la Plaza que lleva su nombre en Buenos Aires, y a nuestro Héroe Nacional José Martí en el parque El Rosedal.
“Fue una experiencia muy impactante —rememoró Horacio acerca de la noche del discurso en la UBA—; yo lo seguí por televisión, no pude ir ese día, pero sí hubo muchos compañeros, casi todos de la Casa de la Amistad, que estuvieron allí presentes. Lo cierto es que, cuando vino Fidel, se organizó muy rápidamente un acto en el interior de la Facultad de Derecho, en el Aula Magna, y después cuando empezó a fluir gente, era tanta que el mismo Fidel dijo: hagámoslo afuera.
“En la escalinata se organizó todo, y fue multitudinario. El poder de la oratoria de Fidel, su figura y lo que él representaba, atrajo personas, no solo las que ya le eran afines, sino también gente que nosotros no sospechábamos que tenían una simpatía por aquella posición. Eso nos permitió levantar la afirmación de que la Revolución Cubana tiene un enorme prestigio; tan enorme, que llega no solo a los sectores afines sino también a los que a veces pueden tener alguna objeción”.
Después de aquella noche, según Horacio, muchos se sumaron a la solidaridad con Cuba y empezaron a tomar parte en las actividades de la Casa de la Amistad Argentino-Cubana, la misma cuyo actuar ya suma 27 años.
Ese puente de solidaridad de Argentina con la nación caribeña está, tal cual valoró Horacio Novoa, “muy firme, y avanzando. Estamos organizándonos permanentemente, realizando actos para visibilizar la defensa de la Revolución y lo que ella significa para todos los procesos populares en América Latina, además de defender a Cuba del bloqueo —ilegítimo bloqueo—.
“Esto nos ha permitido a nosotros, desde distintos movimientos de solidaridad, generar procesos de unidad entre agrupaciones sociales y políticas. Digamos que hemos confraternizado en este común denominador que es la solidaridad con Cuba y su defensa ante el ataque del imperialismo”.
Horacio compartió su sentir de que “la solidaridad con Cuba es la solidaridad con todos los pueblos que luchan por su liberación”. Por eso habló también de Patria Grande, y de las luchas de Chile, Ecuador, Haití, Bolivia —la sangrante Bolivia—, y del pueblo palestino. “Es decir, nosotros vamos realizando actividades con participación de personalidades, incluso hemos hecho videoconferencias en colaboración de las distintas embajadas: de Vietnam, de Cuba, por supuesto…”.
En otra evocación del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Horacio afirmó que él era “la encarnación de la solidaridad misma; y sigue siéndolo, de la unidad de todos los sectores para luchar por los intereses populares”.
La nueva etapa que se abre en Argentina con el ascenso al poder de Alberto Fernández, motivó en Horacio la reflexión de que se trata de “un Gobierno popular, que unifica los distintos sectores. En ese sentido nosotros, desde el movimiento de solidaridad, comprendemos mucho el esfuerzo que significa a veces unificar distintas posiciones para tener metas comunes.
“Lo principal de este movimiento es que nos trae nueva esperanza. Estamos en una situación compleja, como dicen muchos compañeros. Yo creo que siempre las situaciones han sido complejas, y van a seguir siéndolo, pero este es un momento de optimismo para Argentina, para los que hemos votado por este cambio.
“También para América Latina el hecho de que Argentina salga del redil, de las instrucciones que venían desde el norte para tener su propia personalidad, da un poco de oxígeno y de aire, de esperanza a todos los movimientos que están en lucha.
“Para el movimiento de solidaridad con Cuba este cambio de gobierno es fundamental porque nos permite ir subiendo, aspirar a metas más profundas, y seguir trabajando en el tema de la unidad en un medio más propicio. De todas maneras el hecho de que haya habido un cambio de gobierno es una apuesta hacia el futuro, pero las realidades se consiguen luchando, se consiguen participando, y en este sentido los sectores populares tienen que hacer sentir el apoyo y marcar también cuáles son sus intereses, cuáles son sus aspiraciones”.