Apenas faltaban 23 días para el derrocamiento de la tiranía de Fulgencio Batista cuando en plena ofensiva del Ejército Rebelde aconteció el primer Congreso Obrero en Armas, en Soledad de Mayarí, territorio liberado por las fuerzas del Segundo Frente Oriental Frank País.
La histórica cita efectuada el 8 y 9 de diciembre de 1958 constituyó un importante eslabon en pro de la unidad del proletariado cubano, la conquista de sus legítimos derechos y el rechazo a elementos reaccionarios que desde 1947 detentaban la dirección del movimiento sindical.
En ese núcleo guerrillero existía un Buró Obrero perteneciente al Movimiento 26 de Julio (M-26-7) que respondía a la necesidad de estructurar un organismo para atender la situación de los trabajadores y sus agrupaciones sindicales en las zonas liberadas.
En aquel momento, hacendados y colonos pretendían sabotear la zafra aucarera al plantear la imposibilidad de iniciarla debido a la falta de piezas de repuesto y otros aseguramientos para reparaciones y alegaban que la principal responsabilidad de tales obstaculos era del Ejército Rebelde por no permitir la entrada de recursos.
Era preciso desenmascarar las maniobras saboteadoras. El Buró Obrero, dirigido por Antonio (Ñico) Torres (ya fallecido) a través de los canales clandestinos del Movimiento 26 de julio, convocó a una reunión unitaria, sin sectarismos ni elementos traidores, la cual fue ratificada en nombre del Frente Obrero Nacional Unido (FONU) constituido semanas antes y que agrupaba a representantes de diversas organizaciones revolucionarias.
Ante la diversidad de problemas que enfrentaban los trabajadores de otras esferas laborales, aquella cita, concebida inicialmente para el sector azucarero, amplió su representatividad y se convirtió en un Congreso Obrero al incluir a ferroviarios, portuarios, constructores, mineros, trabajadores cubanos en la base naval de Guantánamo y a todos aquellos dispuestos a defender los intereses del proletariado y respaldar la lucha libertadora liderada por el Ejército Rebelde.
Al cónclave asistieron cerca de 100 delegados elegidos en territorios liberados y, en otros casos, designados por sus respectivas organizaciones revolucionarias en reuniones clandestinas..
Para muchos de los allí presentes resultó sumamente escabroso llegar al lugar de la reunión. Hubo que recorrer a pie o a caballo enormes distancias, atravesa r montes y terrenos accidentados, fundamentalmente de noche para burlar la férrea vigilancia de efectivos militares de la dictadura..
El evento se realizó con éxito a pesar de los ametrallamientos y bombardeos de la aviación en sitios cercanos a la reunión, lo cual obligó a los congresistas a interrumpir las sesiones e internarse en los cafetales para continuarlas .
Entre los principales asuntos tratados figuraban el análisis de la situación del movimiento sindical en el país, la persecusicón y asesinato de algunos de sus genuinois lideres, las demandas inmediatas en la industria azucarera, las relaciones con el campesinado y el enfrentamiento a los lacayos del gobierno en las filas proletarias.
Fueron aprobados 14 acuerdos referidos al apoyo incondicional al Ejército Rebelde, la desautorización de las organizaciones obreras en manos de falsos dirigentes, el apoyo a las reivindicaciones del campesinado por una genuina reforma agraria, la realización de la zafra azucarera en los territorios liberados y el reconocimiento al Frente Obrero Nacional Unido (FONU), que agrupaba a todos los sectores revolucionarios que combatían a la dictadura de Batista.
El primer Congreso Obrero en Armas fue una muestra de la unidad que siempre ha caracterizado al proletariado cubano desde sus inicios, se ha fortalecido tras el triunfo de la Revolución y constituye un escudo de nuestra Central de Trabajadores de Cuba.