Por ese motivo, el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, cuestionó a través de su cuenta en Twitter la actitud del gobierno y señaló que ‘El libreto no cambia: se reprime manifestaciones pacíficas, pero no se detienen saqueos e incendios. Funcionarios municipales, vecinos y comerciantes arriesgan su integridad para cuidar nuestra ciudad’.
Tras calificar de nefasta la jornada del jueves y como un fracaso las medidas para contener a quienes provocan los daños, Sharp acusó al gobierno de ‘abandonar a Valparaíso’ y anunció que la municipalidad estudia presentar una demanda contra el Estado ‘por falta de servicio en cumplimiento en sus obligaciones’.
Juan Carrasco, alcalde de la comuna capitalina de Quilicura, denunció igualmente la falta de resguardo policial ante los desmanes y dijo que este viernes presentará una querella judicial contra quienes resulten responsables de la detención ilegal de dos adultos y un niño en un centro comercial de esa municipalidad.
Precisamente, ese establecimiento, Mall Arauco Quilicura, fue asaltado e incendiado tras conocerse una denuncia de que había sido utilizado ilegalmente como centro de detención y tortura de varias personas.
El alcalde declaró además que cuando el presidente Sebastián Piñera ‘ocupa una cadena nacional para decirle al país que no hay carabineros y que por favor vuelvan los que se fueron, está diciendo ‘mire, no tengo ninguna capacidad de gobernar’
Por su parte, el general Enrique Basaletti, del cuerpo de Carabineros, reconoció este viernes el uso de escopetas antimotines por las fuerzas policiales durante una concentración anoche en la Plaza de la Dignidad (Baquedano), en esta capital.
En esos hechos, entre otras personas que participaban en una manifestación pacífica, fue herido uno de los miembros de un equipo de prensa de un canal de la televisión local, aun cuando el empleo de las escopetas antimotines había sido suspendido desde el martes, según anunció ese día el jefe del cuerpo de Carabineros, general Mario Rozas.
Esa medida obedeció al uso indiscriminado de perdigones por las fuerzas policiales, violando los protocolos establecidos, lo cual ha provocado cientos de heridos, muchos de ellos con serias lesiones oculares al recibir los impactos directamente en el rostro.