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X Congreso Obrero: primero dentro de la Revolución

El año 1959 resultó decisivo para el movimiento obrero cubano, durante el cual tuvo lugar un importante proceso de transformaciones, encaminado a la liquidación total de cualquier tipo de tendencia mujalista* dentro de la dirigencia sindical, y a propiciar el apoyo de los trabajadores a la Revolución victoriosa.

 

En el X Congreso de la CTC, noviembre de 1959. | Foto: Archivo del periódico Trabajadores

Semanas antes del triunfo popular del 1.º de enero, la pujante actividad bélica del Ejército Rebelde había posibilitado la realización de dos significativos acontecimientos en medio de la contienda: el Congreso Obrero en el Segundo Frente Oriental Frank País, y el Congreso Nacional Azucarero, en General Carrillo, en los que no solo se acordó enfrentar al mujalismo, sino que se proclamaron el apoyo irrestricto de los trabajadores cubanos a la lucha contra la tiranía batistiana y su unidad en torno a la lucha que libraba el Ejército Rebelde.

La participación del pueblo en la huelga general revolucionaria convocada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz para impedir que la victoria fuera escamoteada mediante el intento de golpe de Estado, inició un proceso que se fue profundizando a la par que la Revolución adoptaba medidas de franco beneficio popular.

Desde los primeros días de enero comenzaron a vislumbrarse cambios dentro del movimiento obrero, cuando la máxima dirección de la Confederación de Trabajadores de Cuba, a la cual se agregó el calificativo de Revolucionaria (CTC-R) fue asumida por un Comité Coordinador.

El día 20 de ese mes, mediante la Ley no. 22 del Consejo de Ministros, quedó normada la reestructuración sindical y legalizado un Comité de Dirección Provisional, nombrado cuatro días antes.

De inmediato se procedió a la reorganización sindical en toda la nación, y en mayo se efectuaron elecciones en las aproximadamente mil 600 federaciones existentes en todo el país, seguidas por la celebración de congresos nacionales en cada una de ellas. El primero correspondió a la Federación Nacional de Trabajadores Azucareros (FNTA), del 22 al 24 de mayo, en La Habana.

Los días 12 y 13 de septiembre sesionó el XXIV Consejo Nacional de la CTC-R, de singular trascendencia dentro de los trabajos llevados a cabo en el movimiento obrero cubano en aquellos meses de ardua labor reorganizativa, porque en este quedaron claramente definidos los cambios que tenían lugar en la conciencia de los trabajadores, y su decisión de defender y consolidar sus conquistas.

El acuerdo fundamental de aquel Consejo, presidido por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, fue la convocatoria al X Congreso Nacional Obrero —primero en la patria liberada—, del 16 al 21 de noviembre de ese año, con los objetivos de restablecer la democracia sindical, erradicar definitivamente el mujalismo de las organizaciones obreras, y fijar la posición del proletariado cubano ante la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (Orit) y la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), a las cuales se hallaba afiliada la CTC mujalista.

Entre las misiones planteadas al Congreso se encontraban la imprescindible necesidad de lograr la unidad monolítica de la clase obrera, adoptar medidas destinadas a impulsar el desarrollo económico del país, de modo que fuera posible eliminar el desempleo masivo, y elevar el nivel de vida de la población.

Tanto la elección de los delegados a la magna reunión, como el informe central y las intervenciones de la mayoría de los representantes obreros, se caracterizaron por un acentuado espíritu unitario, democrático y revolucionario.

Similares peculiaridades tuvieron las intervenciones del líder de la Revolución en la apertura, el 18, y  en la sesión del 21. Esta última fue imprescindible por la actitud antidemocrática de un pequeño grupo que, integrado por mujalistas aún no depurados del movimiento sindical y otros elementos confundidos, había hecho circular propaganda escisionista, e introducido en las sesiones a individuos ajenos al Congreso.

La respuesta de Fidel fue un firme llamado a la unidad, a la defensa de la Revolución y de los derechos de los trabajadores, así como a erradicar toda manifestación de mujalismo y cualquier otra medida que afectara los intereses de las grandes masas.

“(…) toda la energía que tenemos la necesitamos para defendernos, porque los enemigos son muy poderosos y recuerden esto que nos enseña la historia: que estos procesos revolucionarios no tienen términos medios, y que o triunfan plenamente o son derrotados; que la historia enseña que se pasa de la extrema revolución a la extrema reacción, y que, desde luego, entre los derrotados, tengan la seguridad de que a nosotros no nos contarán; nos podrán contar entre los muertos, pero nunca entre los derrotados”, aseguró esa noche.

* Mujalista o mujalismo: tendencia reaccionaria y antidemocrática lidereada por Eusebio Mujal Barniol, quien se erigió en máximo representante del movimiento sindical plegado a los gobiernos corruptos.

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